La Tierra ha desarrollado vida en abundancia en los últimos 65 millones de años, y la clasificación de los seres vivos procura identificarla. Ese todo viviente llamado biodiversidad, ha sido objeto de múltiples investigaciones en un lapso de tiempo muy corto; si se toman en cuenta los millones de años mencionados.
El solo intento de establecer una exacta clasificación de seres vivos, ha sido una tarea muy compleja. La principal razón es que hasta una simple célula se considerada un ser vivo; y solo por eso se estima que existen como mínimo diez millones de especies en el planeta.
Otra razón, es que, con el paso de los años, van surgiendo nuevas investigaciones que arrojan cada vez nuevas especies; o estudios que determinan diferencias bien fundamentadas entre las ya existentes. Estas diferencias generan por consiguiente nuevos niveles o jerarquías de clasificación.
Es importante saber en primer lugar, que la palabra «especies» se refiere a un grupo o división de los diferentes seres vivos; según determinadas características que los distinguen a unos de otros. Para la labor de clasificarlos como tal, existe un área de la biología sistemática llamada «taxonomía».
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Antecedentes de la clasificación de los seres vivos
El filósofo Aristóteles que vivió entre los años 384 y 322 a. C., desarrolló un estudio o recopilación histórica sobre los animales. En dicho estudio, Aristóteles creó la primera clasificación de los seres vivos. Con esa información, estableció una división de las especies vivas en tres reinos, que son el mineral, el vegetal y el animal.
Esta clasificación de especies establecida por Aristóteles, fue el único estudio o tratado de su tipo que serviría como referencia por aproximadamente dos mil años. Trascendió incluso la Edad Media y el Renacimiento, hasta que surgieron otros. Estos son:
- 1735 Carl V. Linneo. Publica la obra Sistema natural, donde estructura un método de clasificación siguiendo niveles jerárquicos (reino, clase, orden, género y especie). Y los organizó además en género y especie, según lo que llamó «sistema binomial».
- 1817, George Cuivier. Fue el primer naturalista en clasificar al reino animal. Publicó la obra Reino animal distribuido a partir de su organización. Consideró que según la anatomía, los animales debían agruparse en vertebrados, articulados, radiados y moluscos. Tomando en cuenta núcleos vitales como el cerebro y el aparato circulatorio.
- 1845, Theodor Von Siebold. Publica un libro sobre los microorganismos unicelulares, a los que dio el nombre de protozoarios.
- 1876, Ernst Haekl. Descubrió que los protozoarios además de ser fotosintéticos, también se movían y cazaban para alimentarse. Por esto, estableció un tercer reino a parte del vegetal y el animal. Lo llamó «Protista».
Otros estudios
- 1938, Édouard Chatton. Analizó las estructuras internas de varias células. Basado en esto, propuso dividir en procariontes y eucariontes, a todas las especies. También consiguió diferencias entre especies del reino protista.
- 1956, Herbert Copeland. Desarrolló estudios con los que encontró pruebas lo suficientemente válidas; como para proponer que las bacterias pertenecientes al reino protista, fueran separadas dentro de un cuarto reino al que llamó «Monera».
- 1969, Robert Whittaker. Investigó sobre los ecosistemas forestales, logró diferenciar las plantas como organismos productores fotosintéticos de los hongos como degradadores no fotosintéticos. Es por esto que propone la creación del quinto reino al que llamó «Fungi».
- 1970, Carl Woese. Hizo mediciones de las diferencias evolutivas de cada organismo, comparando secuencias de base (ARNr 16S) de cientos de bacterias. Con esto descubrió microorganismos con diferencias moleculares con respecto a bacterias y eucariontes. Esto lo llevó a plantear una nueva clasificación en el nivel jerárquico más alto; el dominio.
- 1998, Cavalier Smith. Propuso un sistema de seis reinos, en el que se añade el reino Chromista y el reino Protozoa como grupo Eukaryota basal.
Seres vivos y biodiversidad
Cuando se habla de seres vivos, se hace referencia a todo organismo capaz de funcionar por sí mismo sin perder su estructura molecular; hasta el momento en que muere. Todo ser vivo es un sistema de una, miles, o millones de células, que interactúa internamente y con el medio que le rodea.
Un aspecto básico de todo ser vivo, es el desempeño de las funciones básicas de la vida como nutrición, relación y reproducción. De esta manera, una simple célula es considerada un ser vivo independiente, debido a que cumple con dichas funciones. Además, cada célula lleva a cabo las secuencias químicas catalizadas por enzimas que son requeridas para la vida.
Se cree que todas las especies proceden de un mismo antecesor llamado «estromatolito». Esto se basa en el estudio de las biomoléculas que los componen. Dichas biomoléculas comunes en todo ser vivo son las proteínas, vitaminas, glúcidos, lípidos, aminoácidos y ácidos nucleicos.
Estas biomoléculas, son al mismo tiempo, el resultado de las diferentes reacciones químicas producidas por 6 bioelementos básicos. Estos bioelementos que mayormente componen a los diferentes seres vivos son el oxígeno, carbono, hidrógeno, nitrógeno, fósforo y azufre.
Al conjunto de seres vivos se le llama biodiversidad, y la biología es la ciencia encargada de su estudio. De esta surgieron nuevas disciplinas destinadas a establecer la clasificación de dicha biodiversidad, a partir del mencionado estromatolito.
Áreas que impulsan la clasificación de seres vivos
Con el paso de décadas, de estudios e investigaciones, han surgido diferentes áreas y disciplinas de la biología destinadas a clasificar a cada ser vivo. Se toman como referencia los diferentes parámetros históricos y las comparaciones o parentescos entre especies partiendo de un origen específico; para luego agruparlos en los dominios y reinos correspondientes.
Para entender las diferentes áreas que establecen la clasificación de cada ser vivo, es necesario conocer los siguientes términos:
- Taxón. Proviene del griego taxis que significa ordenación u ordenamiento. Básicamente es un grupo o renglón de organismos vivos o especies, utilizado para diferenciar a un ser vivo de otro.
- Biología evolutiva: Es la rama encargada de estudiar los cambios operados en las especies con el paso del tiempo y su relación de parentesco.
- Cladística: Su nombre se origina en la palabra griega klados que significa «rama». Es una disciplina encargada de las relaciones entre organismos, en cuanto a lo evolutivo. Se representa mediante un cladograma (árbol) donde las ramificaciones son las diferentes especies. Cada clado (rama) representa a un antepasado común y las especies derivadas de este.
Filogenética
De las ramas de la biología, es la filogenética la que se avoca a estudiar la relación parental de los taxones. Su principal objetivo es investigar la relación histórica entre dichas especies con base en un cladograma donde se muestran los caracteres biológicos; que se derivan del antepasado común a dos taxones o más.
En ese sentido, reconstruir la filogenética de cada taxón supone crear matrices que contengan información molecular y morfológica como las proteínas, el ARN y el ADN. Luego, estas matrices se analizan con algoritmos específicos que descifren los árboles filogenéticos más expeditos o cortos, en función del principio de parsimonia.
De esta manera, la escogencia de dichos árboles filogenéticos se rige por los que presentan menos cambios. Basándose también en la premisa de que la evolución toma la vía más simple. Seguidamente se procede a la interpretación de cada árbol obtenido.
Dicha interpretación se realiza rastreando la historia de cada grupo. Para ello se sigue la pista del patrón evolutivo que parte del supuesto del antecesor u origen de toda especie (clados). Es por esto que se asume que los clados se basan en homologías y por tanto provienen de la misma forma ancestral.
Sistemática
La sistemática es también una rama de la biología. En sus principios abarcaba solamente la parte descriptiva de la geología, dentro del campo de la ciencia o historia natural. Luego, se basó también en describir e interpretar la diversidad biológica, tomando en cuenta la filogenia o historia evolutiva y establecer clasificaciones de especies.
Es precisamente la especie, la unidad fundamental que marca el punto de partida para establecer una clasificación. Y la observación sistemática de dichas especies y cómo se aparean y producen descendencia fértil y variable, fue el método utilizado inicialmente para agruparlas.
La sistemática determinó que las semejanzas y diferencias observadas en cada especie, son el resultado de millones de años de evolución. También por dos causas generales relacionadas con el factor hereditario y la adaptación. El factor hereditario permitió determinar relaciones evolutivas. Tal es el caso de extremidades como la aleta del delfín o el ala del murciélago.
Los estudios determinaron que dichas extremidades, partían de una misma estructura esquelética alterada en puntos específicos de la evolución. Por otro lado, la adaptación tiene que ver con los cambios de las especies; que se relacionan con su adecuación al medio ambiente cambiante y otras condiciones.
Con el tiempo y la rápida recopilación de información evolutiva de las diferentes especies, la observación fue añadiendo más aspectos y patrones de estudio. Esto dio origen no solo a la sistemática como una nueva área de la biología; sino también a otras disciplinas que a partir de esta profundizarían la agrupación o clasificación de los seres vivos.
Taxonomía: la ciencia de la clasificación
La taxonomía biológica es una ciencia surgida como subdisciplina de la sistemática, abocada al estudio de la clasificación de seres vivos. Dicha clasificación se basa en la morfología y también en la filogénesis o vínculos por parentesco existentes entre las especies.
La taxonomía se representa gráficamente mediante una estructura arbórea donde las ramas o taxones se subdividen en otras ramas; y estas a su vez se subdividen en otras menores.
La taxonomía se diseña a partir de la información del árbol filogenético de cada organismo estudiado. Es decir, luego de definir los clados en función del parentesco. Existe un consenso en la comunidad científica, en la rigurosa equivalencia de la clasificación, con la filogenia conocida de los taxones. El propósito es manejar la misma información en todas las áreas de la biología.
Asimismo, otras escuelas de la biología sistemática establecen diferencias para clasificar los organismos en relación a su filogenia. Sin embargo, el propósito principal de la taxonomía permanece invariable. Esto es, convertir el árbol filogenético de cada organismo en un sistema de clasificación.
Dicho sistema de clasificación, consiste en agrupar a los seres vivos según sus semejanzas y también por las diferencias que muestran con otros. A partir de allí se establecen unidades que se clasifican en categorías jerárquicas; que son el reino, filo, la clase, el orden, el nivel familia, el género y la especie.
Sistemas de clasificación
El sistema de clasificación es el método empleado para agrupar a las especies. Cada grupo deben ser unidades discretas regidas por un patrón que permita la fácil comprensión a los diferentes investigadores.
En otras palabras, los sistemas de clasificación se basan en definir todo taxón según el clado equivalente y en el nivel taxonómico correspondiente. Los investigadores han establecido ciertas reglas que aseguren la utilidad del método, haciéndolo manejable. Para esto acordaron estructurar los datos procurando la facilidad de recordarlos. Esto se hizo tomando en cuenta lo siguiente:
- Cada taxón debe pertenecer a un grupo con un ancestro común y sus descendientes (monofilético). La relación clado-taxón amerita suficientes sinapomorfias que lo fundamenten. Además de contar con el mínimo de caracteres de diagnóstico que aseguren su diferenciación del resto de taxones. Esto garantiza seguridad en el método de clasificación.
- Algunos investigadores sistemáticos, consideran que todo taxón debe poseer aspectos morfológicos indiscutibles que contribuyan a identificarlo. Esto ayudaría a su identificación entre los no sistemáticos, y a deducir un número importante de sus aspectos biológicos.
- Cada taxón agrupado en el método de clasificación, debe contar de ser posible, con 3 a 7 subtaxones. Que en definitiva sea fácil de recordar.
- Procurar una nomenclatura estándar, asegurando que los nombres ya asignados, sigan siendo los mismos siempre que sea posible.
Luego, que se establecen los clados que pasarán a ser taxones, los investigadores pasan a decidir las categorías taxonómicas donde serán ubicados. Razones históricas han llevado a emplear la taxonomía linneana (el reino, el filo o división, la clase, el orden, familia, el género y especie).
El mismo método empleado para clasificar o dar nombre a un taxón, puede aplicarse también para asignarle una categoría taxonómica, procurando una nomenclatura estable.
Los sistemas de clasificación taxonómicas tienen dos ventajas que son fundamentales:
- Son repositorios de información. A nivel mundial, los científicos basan y publican sus estudios e investigaciones, sobre la base de la taxonomía existente. Con el tiempo, se ha recopilado un extenso registro de los nombres científicos de cada especie; en diversos idiomas y áreas de la biología.
- Contribuyen a predecir los aspectos evolutivos, fisiológicos y ecológicos de cada taxón. Por ejemplo, cuando se trabaja con un compuesto químico de interés médico, derivado de una planta, suelen buscarse referencias del mismo o similares. También se investiga, si el compuesto está presente en especies emparentadas con la misma planta.
Nomenclatura
Por medio de la nomenclatura, se establecen las reglas a seguir para la asignación del nombre y la descripción a cada taxón. El propósito es contribuir a que cada especie u organismo tenga un único nombre. Asimismo, procurar que un mismo nombre no le sea asignado a dos taxones diferentes.
Existen códigos de nomenclatura que fijan las reglas para cada disciplina como la botánica, la zoología, el segmento de las bacterias y el de los virus. Cada disciplina establece su codificación y la frecuencia que los actualiza, generalmente en congresos donde se reúnen los diferentes científicos a ese fin.
Dichos códigos, definen las reglas a seguir para proceder a la validación y publicación de un taxón elegido en un estudio determinado. El nombre de los taxones debe estar de la forma correcta, portar descripción; en caso de pertenecer a una especie y ser publicado en un libro o revista.
Para asignar una nomenclatura correcta a los taxones, según los códigos descritos anteriormente, se siguen unos principios:
- Los códigos referentes a las nomenclaturas relacionadas con la zoología no son los mismos para el área botánica. Aunque no es recomendable, puede coincidir un nombre de taxón, entre una y otra disciplina.
- Un principio de prioridad establece un solo nombre correcto por taxón. Dicho nombre correcto es por regla, el primero en ser publicado.
- Se utiliza como base el latín para escribir los nombres científicos. No implica obligatoriamente traducción a dicho idioma, sino que sean nombres latinizados, independientemente del idioma de origen.
- A cada grupo taxonómico corresponde asignarle un nombre y también un tipo. Este último es llamado “espécimen tipo nomenclatural» si se trata de la categoría especie o inferiores a esta. Se denomina el tipo, igual a un espécimen del taxón. Si se trata de una categoría superior, la denominación del tipo se rige por el nombre de los taxones de la categoría inferior.
Categoría taxonómica
Como se ha dicho anteriormente, los taxones representan científicamente a los grupos en que están clasificados los seres vivos. Para ello se basa en aspectos como la semejanza y la proximidad filogenética de cada especie. Se organizan mediante una estructura jerárquica inclusiva.
En dicha estructura, cada grupo abarca grupos inferiores. Igualmente cada grupo lleva un rango taxonómico unido al nombre. Este nombre de cada especie se diferencia de los taxones ubicados en otros rangos. Esto es así porque los nombres se componen de dos palabras (nomenclatura binomial). Por ejemplo, el Atelerix albiventris es el nombre dado al erizo de vientre blanco.
Tal como se ha mencionado anteriormente, existen los taxones o grupos principales que van ordenados jerárquicamente en sentido inclusivo. Estos son la especie, el género, la familia y el orden; seguidos del nivel clase, el filo, y los niveles reino y dominio.
Asimismo, existen taxones que se organizan en subgrupos. Estos subgrupos son el subfilo (división del filo), la superfamilia (agrupación de varias familias), la tribu (se ubica entre la familia y el género); también está la subespecie como subdivisión de cada especie.
Definición de las categorías taxonómicas principales
La definición de cada categoría taxonómica principal se observa de la siguiente manera:
Dominio
El dominio subdivide a los seres vivos en sus propiedades celulares. Esta es la razón por la que existen los dos sistemas de dominio conocidos. Uno de más antigüedad que es llamado Prokaryota y otro conocido como Eukaryota. Y otro definido más recientemente, que corresponde a los dominios denominados Bacteria, Archaea y Eukarya.
Reino
Es la categoría donde se subdivide a los seres vivos según su naturaleza en común. En ese sentido, se tiene que los taxones Archaea y Bacteria son reinos y a la vez dominios; debido a que se ubican entre los procariontes y también entre los organismos unicelulares. También porque se diferencian en otros aspectos biofísicos y bioquímicos.
Los reinos en que se subdivide el dominio Eukaryota son:
- Protista. Agrupa a las especies pertenecientes a los eucariontes y también a los organismos unicelulares.
- Fungi. Son los organismos heterótrofos (los hongos y las levaduras).
- Plantae. Engloba a los organismos autótrofos carentes de locomoción.
- Animalia. Son organismos heterótrofos con locomoción.
Filo
Es la categoría donde se agrupa a las especies según su sistema jerárquico de organización o complexión. Un ejemplo de esta categoría taxonómica, se puede conseguir en el reino animal y más específicamente en las especies de bivalvos y cefalópodos.
Estas especies presentan las mismas características en cuanto a su reproducción; los órganos, tejidos y sistemas en general, que los lleva a ser clasificados dentro de un mismo filo llamado Mollusca.
Clase
Son las subdivisiones incluidas dentro de los filos y se basan en los aspectos más comunes que existen entre ellos. En otras palabras, las similitudes más marcadas entre los integrantes de un mismo filo.
Siguiendo con el ejemplo del filo Mollusca, se tiene el caso de algunos moluscos que, por no poseer concha; fueron agrupados en el filo de nombre Aplacophora.
Orden
Según la jerarquía inclusiva, dentro del taxón orden se subdividen las clases, tomando en cuenta también determinadas características comunes. Por ejemplo la clase Mammalia.
En esta clase se encuentran los seres vivos que con patrón dental común y que cuentan con cinco dedos. También se los asocia por la capacidad de adaptación corporal primitiva. A estas especies se les agrupó en el orden «Primates».
Familia
Dentro del taxón familia se establece la subdivisión de las especies afines, subdivididas debajo del taxón orden, siguiendo también unos rasgos comunes. Tomando de ejemplo el mismo orden «Primates», se tienen los que son bípedos. Estos fueron agrupados bajo el nombre Hominidae.
Género
El género es un taxón que subdivide a los seres vivos, sobre la base de su aspecto evolutivo. Dentro del taxón, familia de los Hominidae, fue creado el género Homo para agrupar al Homo Sapiens y otras especies que lo anteceden.
Especie
Es la categoría taxonómica básica. Una especie comprende a un grupo de seres vivos que además de tener las mismas características, tienen la capacidad de reproducirse y generar descendencia fértil. Por ejemplo, el mismo Homo Sapiens, que puede aparearse con su sexo opuesto y generar descendencia fértil.
Categorías más específicas
Dentro de la ardua y necesaria labor de hacer más específica la clasificación de los seres vivos, surgió la idea de crear categorías de nivel medio. Estas se constituyen principalmente, por medio de la colocación de prefijos, a las categorías ya existentes, como «super», «sub» e «infra».
Sin embargo, hay categorías de nivel medio que no se usan; como el caso del supergénero, que fue reemplazado por la categoría «tribu», y superespecie, reemplazada por «grex» en botánica. Igualmente existen los casos comunes que son el subgénero, la subespecie, la variedad y la raza, y no tan comunes, como subtribu.
Un ejemplo de las categorías subordinadas aplicadas al Homo Sapiens, es el siguiente:
- Dominio Eukarya. Elsubdominio es Unikonta y el infradominio es Opisthokonta.
- Reino Animalia. Pertence al subreino denominado Eumetazoa, al infrarreino Bilateria y el superfilo es Deuterostomia.
- Filo Chordata. Su subfilo es el Vertebrata, se ubica en el intrafilo Gnathostomata y su superclase es Tetrapoda.
- Clase Mammalia. Pertenece a Theria en cuanto asubclase, a Placentalia como infraclase y no posee magnorden. Asimismo, el superorden es Euarchontoglires, no tiene «Granorden» y el «Mirorden» lo ubica como Euarchonta.
- Orden Primates. Dentro de este orden, el Homo Sapiens pertenece al suborden Haplorrhini, delinfraorden Simiiforme. Además se ubica en el parvorden de los Catarrhini y la superfamilia de los Hominoidea.
- Familia Hominidae. En cuanto a la subfamilia, es la Homininae, su tribu es la Hominini y su subtribu es Hominina.
- Género Homo. Sin subgénero.
- Especie Homo sapiens y la subespecie es el Homo sapiens idaltu.
Nomenclatura por categorías taxonómicas
La nomenclatura basada en las reglas taxonómicas; fija una terminología para identificar regido por el sufijo de un taxón específico, su categoría taxonómica y conocer la posición que ocupa a nivel jerárquico. La siguiente imagen muestra la nomenclatura mencionada.
También, se acostumbra llamar «combinaciones» a los taxones de niveles inferiores al taxón género. Estas combinaciones reciben, en su mayoría, un término latino bajo ciertas codificaciones. Los siguientes son ejemplos de dichas combinaciones:
- Entre las categorías de género y de especie se utiliza el subgénero, la sección, la subsección, la serie y la subserie. Aquí cada combinación es infragenérica y también binomial.
- En el taxón de especie, las combinaciones son tanto específicas como binomiales.
- Debajo del mismo taxón de la especie, cada combinación es infraespecífica, además de trinomial.
Estructura del nombre científico
Los nombres científicos que se asignan según las normas taxonómicas que rigen la clasificación de los seres vivos; parten de la nomenclatura en forma binomial inventada por C. Linneo. En ese sentido, a cada especie animal o vegetal se le da un nombre científico compuesto por un binomio o expresión formada con palabras en latín.
En la primera palabra de dicho binomio, se coloca el nombre genérico compartido por las especies con género común; y la segunda palabra se refiere al adjetivo específico alusivo a un rasgo distintivo de la especie. Un rasgo puede ser el color (albus para blanco o cardinalis, para rojo cardenal).
Otro rasgo puede ser el origen de la especie (africanus, para africano, americanus para americano o alpinus para alpino). También se contemplan rasgos referentes al hábitat (arenarius, asociado a la especie que crece en la arena, campestris en los campos o fluviatilis, en los ríos). Otro criterio es colocar nombres alusivos a personajes públicos con el propósito de hacerles un homenaje.
Asimismo, la instrucción de coloca en el idioma latín el nombre científico, no quiere decir traducido a dicho idioma, sino latinizado. Por otro lado, a las denominaciones de géneros se les coloca en mayúscula la letra inicial; en minúsculas el adjetivo específico. El género y las denominaciones de especies deben ir siempre escritos en itálicas. Al escribirlos a mano, deben ir subrayados.
Para dar nombre a una especie, nunca se utiliza solo el adjetivo específico; y es imperativo que vaya precedido del nombre del género para que el nombre de la especie sea un binomio como tal.
Otras consideraciones a seguir para asignar nombres científicos
Otra consideración es la encontrada cuando el nombre binomial ya ha sido escrito completo en una página o artículo pequeño. Si este se vuelve a escribir, se puede colocar solo la inicial de la denominación del género, antes del epíteto específico. Por ejemplo, si ya se escribió «Lumbricus terrestris» en una parte de un artículo, en los párrafos sucesivos puede escribirse solo «L. terrestres».
En cuanto a los taxones de las categorías del género y superior, se denominan uninominalmente (de una sola palabra); y se le coloca en mayúscula la primera letra. Respecto a las categorías del género, estas se escriben en itálicas.
De acuerdo con los códigos de nomenclaturas, un género no puede tener igual nombre que otro. Debido a que tampoco se permiten en su disgregación, dos taxones con igual nombre. Tampoco se permiten dos taxones sobre género en igual situación. Solo pueden ser iguales, los adjetivos específicos que se escriben en seguida del nombre del género, en organismos de género diferente.
Los nombres fijados no pueden ser sustituidos sin un justificativo taxonómico. Un ejemplo de esto, es el caso de una variedad de roble de Madrid. Este fue bautizado erróneamente bajo el nombre Quercus pyrenaica; ya que no es propio de los Pirineos. Aun así, no fue permitido el cambio de nombre.
En lo referente a la nomenclatura de los taxones, no existen ninguna condición para géneros y especies; solo colocar nombrarlos en latín o latinizados. En categorías por encima del género es necesario en algunos casos ponerles un sufijo.
Importancia de la nomenclatura
La importancia de la nomenclatura binomial se centra en eliminar las ambigüedades suscitadas por la abundancia de nombres vulgares que se asignaban a los organismos. Asimismo, este método permite también asignar nombres a las especies que incluso carecen de un nombre relativamente común.
Otra importancia de la nomenclatura linneana, está en solventar la confusión generada por los nombres provenientes de idiomas diferentes; debido al estándar acordado de nomenclatura en idioma latín. En ese orden de ideas, la nomenclatura binominal tiene valor por:
- Su sencillez. Con solo dos palabras se identifica a cada especie.
- Su uso generalizado. Debido a que ha sido regulado y respaldado por toda la comunidad científica.
- Su estabilidad. Existen reglas claras que impiden cambiar nombres, indiferentemente de las correcciones taxonómicas y sistemáticas.
Aun cuando estas reglas procuran que cada especie posea un único nombre binomial dentro de los cánones, ocurren fallas por los sinónimos. Esto se debe a que existen varios nombres para la misma especie, debido a discrepancias del sistema taxonómico elegido, o por errores del autor.
Por otra parte, se han presentado casos en que resurgen nombres caídos en desuso, que tienden a reclamar prioridad ante otros publicados más recientemente. Sin embargo, hay alternativas de conservar los nombres, gracias a los nuevos códigos de nomenclatura.
Códigos de nomenclatura
Con el paso de los años y la acumulación de experiencia en cuanto a la clasificación de los seres vivos, surgieron los códigos de nomenclatura. Creados desde mediados del siglo XIX, se convirtieron en los manuales de referencia obligada para la creación de los nombres científicos de las especies.
Estos cánones fueron denominados «Códigos de Nomenclatura Internacional» y se crearon individualmente para las áreas de zoología, botánica, bacterias y virus. Según convenios dentro de cada especialidad, fueron fijadas las normas de cada código.
El ADN y la taxonomía
Las secuencias de ADN se han venido utilizando con mayor frecuencia, en los análisis filogenéticos, para fijar patrones de identidad y parentesco en las especies. Esto es posible tomando un número representativo de bases nitrogenadas, con su amplitud de potenciales combinaciones.
Asimismo, el clasificar las especies basados en secuenciación de ADN, ha ido ocupando un rol cada vez más central por la efectividad de sus resultados. Esto se fundamenta en que una lectura estándar de secuencias de bases de una muestra de ADN, permitiría identificar a uno de los caracteres del espécimen tipo.
En ese sentido, las secuencias de ADN y su correcto análisis; suponen un gran avance que conduce más eficazmente a marcar el taxón al que pertenece una especie. En otras palabras, permite una clasificación más rápida de la misma.
Desventajas de la taxonomía basada en ADN
La taxonomía o ciencia de la clasificación de los seres vivos basada en secuenciación de ADN, presenta problemas parecidos a los de otros enfoques; tal es el caso de las limitaciones de la circunscripción de cada taxón. Los cambios de nombres más embarazosos, no obedecen a deficiencias de la circunscripción precedente sino a cambios arbitrarios de criterios para su definición.
Se presenta otro problema al decidir la secuencia de ADN a utilizar, ya que algunas secuencias no arrojan información que marque diferencias entre un taxón y otros. Esto puede ocurrir cuando un mismo gen no ha sufrido cambios, a través de millones de generaciones luego de la especiación.
También puede presentarse el fenómeno conocido como «introgresión», consistente en que un gen luego de haberse diferenciado, retorna a su anterior estado por azar. En ese sentido, no está garantizado que con solo una secuencia de ADN se pueda identificar una especie; menos aun con un único carácter morfológico.
Esta falta de garantías, hacen pensar que los biólogos, pudieran tomar la secuenciación de ADN para complementar sus estudios, y no en sustitución de la información morfológica.
Nuevo rumbo
Antes que Charles Darwin publicara su famosa teoría, la clasificación de seres vivos y sus relaciones eran muy básicas. Los estudios y tratados al respecto, era como ver las divisiones de países en un mapa. Fue precisamente el trabajo de Darwin, lo que condujo a usar el grado y parentesco (filogenia) para identificar y clasificar las especies.
En ese sentido, el empleo de la filogenética, permitió a los biólogos hacer grandes aportes, que dio origen a su vez a la sistemática. Esta nueva ciencia se centró en relacionar los nuevos métodos de clasificación con el factor evolutivo de cada taxón.
En la actualidad, con el análisis genético y métodos más eficientes de análisis filogenético, se han generado cambios significativos en las clasificaciones existentes. Esto ha hecho que grupos ya clasificados en épocas pasadas, se transformen en otros mejor relacionados.
Poder establecer comparaciones directas entre genes y genomas, es uno de los más grandes avances del área. Esto ha llevado a la taxonomía a modificar y actualizar los criterios de clasificación de los seres vivos. Pues ahora es cada vez más común agrupar las especies según sus semejanzas genéticas, que por el análisis e interpretación de similitudes morfológicas.
Futuro de clasificación de los seres vivos
Es sorprendente que una labor como la clasificación de los seres vivos, que lleva casi 25 siglos desarrollándose, haya cubierto solo un 10 % de las especies. Es por esto que desde los tiempos de Aristóteles, se inició un camino al que todavía en el presente, le queda mucho por andar.
Aristóteles inició ese camino, sobre la base de tratados hipocráticos e información recolectada por pescadores, pastores, cazadores, apicultores y otros. Una tarea ardua en tiempos antiguos, con la que creó el primer sistema de clasificación de los seres vivos. Charles Darwin lo admiraba tanto, que consideraba a sus «dos dioses» Linneo y Cuivier, «simples niños» delante de Aristóteles.
Por otra parte, cuando Linneo publicó su libro «Species Plantarum», se basó en las similitudes de las plantas a nivel morfológico. Con esa base desarrolló el estudio de similitudes de los organismos, para establecer un método de clasificación.
Las bases de la taxonomía moderna
Con dicho estudio y sin proponérselo, Linneo marcó un antes y un después; sentó las bases de la taxonomía moderna y hoy en día es considerado el padre de la clasificación de los seres vivos.
Finalmente, se puede deducir que la clasificación definitiva de los seres vivos, está muy lejos de concluir; más aún si se toma en cuenta la incorporación de la genómica o análisis filogenético. Esto inició un proceso de cambios profundos en las clasificaciones existentes. Es por ello que le queda una larga vida a la taxonomía.
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