¿En algún momento has escuchado hablar sobre la resiliencia? Si no lo has hecho, de antemano te podemos decir que el hecho de ser resilientes ha existido desde siempre. El ser humano, desde sus inicios, ha contado con la capacidad para poder adaptarse a las diferentes adversidades que se le presentan en la vida.
Table of Contents
La resiliencia al enfrentar los conflictos
Sabemos que alrededor del mundo ocurren una cantidad de situaciones perjudiciales que se deben enfrentar cada día. Desde conflictos personales, accidentes, fallecimientos, enfermedades o catástrofes, son algunas de las cosas que pueden generar un cambio negativo, en mayor o menor nivel, para las personas. Sin embargo, algunos se centran en estas experiencias, mientras que otros no lo hacen.
Ante este fenómeno, los expertos se han dedicado a estudiar cómo el ser humano trabaja para salir adelante pese a las adversidades. La influencia de los factores externos e internos del individuo marcan una pauta significativa. Al igual que los mecanismos fisiológicos implementados para la resiliencia. Convirtiendo así a esta habilidad en un elemento de gran relevancia.
La resiliencia, como habilidad para afrontar las vicisitudes de la vida, es un punto importante que todos deben conocer y manejar. Es por ello, que hemos decidido traerte una información completa sobre este tema, que seguramente te servirá para tu vida diaria. Ya sea de forma individual o en tus relaciones con los otros.
¿Qué es la resiliencia?
Iniciemos aclarando que el término resiliencia proviene del latín. En esta lengua se le conoce como resilio, lo cual tiene como significado: saltar de nuevo o rebotar. Esta palabra también la conseguimos desde tiempo atrás en materias como la ingeniería civil y la metalurgia. En ambos, su uso es orientado a la recuperación que tiene un material el cual ha sido sometido a un impacto.
En el transcurso del tiempo, la palabra resiliencia es adoptada por algunas ramas que se enfocan en los estudios sociales. Causando gran interés en los investigadores desde los años 60, la resiliencia ha sido un término de estudio significativo. Se puede definir como aquella habilidad que puede desarrollar el individuo para mantener una estabilidad psicológica sana.
Años después, la psicología adopta este término y se dedica a estudiarlo de lleno, pudiendo desarrollarlo de una forma sustanciosa. En este sentido, se plantea como una cualidad que puede tener cualquier persona y es beneficiosa en todo contexto en el que se desenvuelva el individuo. Esta actitud, se antepone frente a situaciones desfavorables que pueden generar malestar.
Se considera que la resiliencia viene siendo una cualidad que se presenta de forma evolutiva en cada individuo. Mientras la persona va viviendo sus etapas, poco a poco puede ir construyéndola.
Aún no se está completamente seguro de que sea innata o adquirida. Pese a ello, se ha demostrado que se puede ir desarrollando, tanto por factores internos como externos.
Principales precursores de la resiliencia desde el aspecto psicológico
Desde que la psicología inicia sus investigaciones sobre la resiliencia, muchos fueron los científicos que indagaron más sobre ella. A partir de 1982 los expertos más destacados en este tema fueron: Werner y Smith, Rutter, Wortman y Silver.
Gracias al aporte realizado por ellos, se pudo conocer que los acontecimientos traumáticos no tienen por qué ser permanentes.
Werner y Smith
Werner y Smith en 1982 realizaron una amplia investigación con niños. Estos fueron estudiados desde que se encontraban en la etapa prenatal hasta su etapa adulta. Todos ellos habían pasado a lo largo de su vida por condiciones que de alguna u otra manera eran perjudiciales.
Pese a ello, llegaron a la conclusión de que una situación traumática no lleva a una vida desdichada.
Michael Rutter
De igual forma, en Reino Unido, Rutter y algunos otros investigadores se dedicaron a desarrollar más información sobre la resiliencia. Desde 1979 y 1985 se enfocaron en establecer un modelo de resiliencia basados en un marco teórico.
Le dieron un lugar a los factores que el ser humano puede implementar para hacerle frente a las circunstancias perjudiciales de la vida.
Wortman y Silver
Por su parte Wortman y Silver en el año 1989 realizaron un estudio que dio gran aporte al desarrollo de la resiliencia como aspecto elemental. Sus participantes eran personas que habían vivido una situación traumática.
La investigación arrojó que, a pesar de las inevitables situaciones catastróficas vividas, no necesariamente se va a generar una patología. Impulsados por la intriga de las formas de afrontamiento que tiene el ser humano, estos investigadores se dedicaron a saber más sobre la resiliencia.
Se les conoce como los primeros psicólogos que dieron aportes teóricos y empíricos en este tema. Sus investigaciones han transcendido hasta la actualidad y son consideradas por muchos que desean estudiar este aspecto.
Ellos abrieron una brecha para continuar futuros aportes. En este sentido, no solo se creó el interés de dar a conocer sobre la resiliencia y su contexto teórico y metodológico. También se estableció la necesidad de indagar y explicar cómo se podía desarrollar y cómo llevar a cabo su práctica para el bienestar de cada individuo.
La transcendencia de la resiliencia hacia una representación dinámica
A partir de los estudios sobre la resiliencia que realizaron los pioneros en el ámbito psicológico, se fueron presentando nuevos elementos. Ante ello, se dieron a conocer algunas personas interesadas en indagar sobre los diferentes vínculos y contexto en relación con la resiliencia. Para luego basarse en aquellos elementos que promueven e impulsan dicha habilidad.
Tomando en cuenta este punto, es importante mencionar que los investigadores que continuaron el tema de la resiliencia también aportaron material crucial. Ellos basaron su trabajo en ampliar el concepto de resiliencia, desglosar sus características, conocer los agentes representativos y fomentar en la persona este elemento.
A continuación, mencionaremos de qué se tratan estos importantes aportes y nos enfocaremos en cada uno de ellos.
La resiliencia en los diversos ámbitos del ser humano
Esta categoría nos muestra cómo la resiliencia puede manifestarse y representarse en los diferentes ámbitos en donde la persona se desenvuelve. Ver al ser humano desde todas sus perspectivas es un punto que no se puede dejar pasar.
Todos los ámbitos en los que se despliega el individuo generan alguna influencia en el desarrollo de la resiliencia de cada persona. La resiliencia, como una habilidad a nivel general en la vida del ser humano, también puede verse de una forma diferente en los diversos ámbitos personales.
Los seres humanos no solo nos desenvolvemos dentro de un contexto, sino que existen diferentes espacios los cuales forman la dinámica general en las relaciones sociales. Teniendo esto presente, el papel de la resiliencia en esos ámbitos puede varias y mantener un funcionamiento particular de acuerdo con cada uno.
Vamos a explicar entonces los 3 contextos principales donde la persona se desenvuelve, y que tienen gran influencia con respecto a la resiliencia.
Contexto familiar
En este aspecto se enmarca la resiliencia desde el orden sistémico. Desde una perspectiva adaptada a la evolución y funcionamiento de la familia, se busca enfocar la dinámica de relacionarse y sobrellevar el orden en este contexto.
Debemos tener presente que, en el ámbito de relaciones familiares, se amolda la dinámica en base a la forma de relacionarse de cada grupo familiar. Sabemos que cada grupo familiar, más allá de seguir un patrón estándar, mantiene sus normas, valores, litaciones y funcionamiento particular.
Por tal razón hay que reconocer de manera amplia y abierta las peculiaridades que nos podemos encontrar en estos casos. Todo esto mantiene una repercusión en el papel que juega el aspecto familiar en la resiliencia.
Ahora bien, es realmente significativo lo que el sistema puede influir en la práctica de esta habilidad. Ante ello, encontramos que se pueden ejercer algunos modos de funcionamiento para fomentar la resiliencia. Entre ellos tenemos: Comunicación asertiva, complementariedad, aceptación de creencias y apoyo incondicional.
Con respecto al ámbito sistémico podemos decir que este es uno de los que mantienen una gran influencia en relación con la capacidad de afrontamiento. La familia como base y principal escuela de la vida, influye de manera directa en la creación y manteamiento de un sujeto resiliente.
Contexto comunitario
Todos, de una u otra manera, estamos envueltos en una población específica de acuerdo con el espacio donde residimos o donde frecuentemente hacemos vida. Este elemento nos hace formar parte de una comunidad, independientemente de lo inmiscuido o no que estemos con ella.
A menos que se esté significativamente aislado, el lazo entre aquellas personas que constantemente nos rodean genera cierta influencia en cada uno. Ya sea que se esté ligado a ellos desde un aspecto de acompañamiento, solidaridad, aversión, apoyo, recursos económicos o emocionales.
Podemos identificar en estos contextos diferentes aspectos que influyen de forma alterna en la resiliencia del individuo. Entre ellos están: Sentido de pertenencia, acogimiento de las tradiciones y dinámicas de la comunidad; sentido del humor entre la comunidad, apoyo, y honestidad.
Todo esto genera acciones en el individuo que terminan siendo una influencia para los más allegados, permitiendo crear así mecanismos de soporte y afrontamiento. A pesar de que la resiliencia se crea y manifiesta de forma individual, siempre las acciones son generadoras de efectos en quienes nos rodean.
Contexto educativo
Este mantiene una relación estrecha con la resiliencia que puede existir, y se puede establecer, mientras un individuo se encuentra en formación educativa. Es un aspecto de suma importancia principalmente para aquellos niños, adolescentes y jóvenes que transitan por la etapa educativa. Ya que, en ella es mucho con lo que se pueden encontrar.
En diversas ocasiones, conocemos de aspectos educativos enfocados en resaltar, ya sea de forma directa o implícita, déficit, carencias, problemas o situaciones desfavorables. Esto sin resaltar ni darles prioridad a asuntos como progreso, evolución, virtudes, talentos ni habilidades positivas. Pareciera que se obviara el valor que los aspectos positivos aportan en la resiliencia.
En relación con lo que la escuela, como pilar fundamental en la creación de educación, valores y conocimiento, puede aportar para la resiliencia tenemos que: Se encarga de construir lazos por parte de figuras representativas, brinda apoyo, confianza y motivación que generan seguridad. Resalta las fortalezas, entrelaza vínculos y educa para los sucesos cotidianos de la vida.
Desde este ámbito consideramos que la influencia de la educación va más allá de una dinámica profesor-estudiante. En él encontramos profesionales dedicados a formar personas con principios, valores y recursos que vayan en pro del trabajo para forjar y trabajar la resiliencia. Permitiendo también crear la unión de la familia junto a la escuela para un mejor crecimiento personal.
Los pilares fundamentales en la resiliencia
La diferencia de los seres humano en cuanto a otras especies es que tenemos la capacidad de usar diferentes recursos para reinventarnos y desarrollar nuestras capacidades. Esto también pasa con la resiliencia.
Investigadores como Wolin y Wolin, en su dedicación por indagar sobre esta cualidad, pudieron clasificar 7 pilares fundamentales. Estos se van a encargar de establecer la resiliencia en cada individuo. Vamos a mostrar cuáles son.
Introspección
Con la introspección nos referimos a analizar la forma en que pensamos, actuamos y sentimos. Esto fundamentado en bases objetivas sobre nuestras propias cualidades y sin ningún intento de disfrazar o mentirnos a nosotros mismos.
Aunque este no suele ser un proceso sencillo, es de los más personales que pueden llevarse a cabo y contribuye al desarrollo de la resiliencia. El conocimiento por uno mismo permite delimitar de qué carecemos y con qué contamos al momento de estar pasando por una situación complicada.
Independencia
En relación con este pilar podemos decir que es cuando se puede establecer una delimitación entre lo personal y las situaciones externas conflictivas. Esto también aplica para personas que no estén generando ningún aspecto positivo en el individuo.
La independencia no solo se trata de alejarse de forma física, sino también de manera emocional. Tomando en cuenta que no es quedar en aislamiento o desligarse del ámbito social, sino descartar y poner límites entre lo negativo y uno.
Capacidad de relacionarse
Tiene que ver con la posibilidad que puede tener la persona para crear y mantener vínculos basados en la confianza y el respeto con otras personas. En este aspecto no solo se trata de enfocarse en el interés propio. Sino más bien se enfoca en crear lazos donde se tomen en cuenta la necesidad y el afecto del otro.
En este ámbito se ponen en práctica habilidades como lo son la empatía, asertividad, y algunas habilidades sociales.
Iniciativa
Tener la capacidad de enfrentar y tomar acciones por voluntad propia, es lo que conocemos en este aspecto por iniciativa. La exigencia es hacia uno mismo, y la confianza ante los propios actos, permite un avance para lograr las metas establecida de una forma progresiva.
La iniciativa también conlleva un sentido de asumir las responsabilidades que se han establecido, de gran importancia para manifestar la resiliencia. Este punto permite poner de frente a la persona con su valor y aquellos deseos que mantiene ante cualquier situación.
Humor
Sigmund Freud decía: “el humor es la manifestación más alta de los mecanismos de adaptación del individuo”. En relación con ello podemos acotar que tomar las cosas con sentido del humor, y en cierto aspecto chistoso, permite sobrellevar los obstáculos y la tragedia.
Encontrar la parte divertida logra darles otra perspectiva a los acontecimientos, pudiendo también generar un método de distracción ante las adversidades.
Creatividad
Poder tener la capacidad de reinventar e idear cosas novedosas o diferentes permite que haya un hallazgo ante diversos eventos de la vida.
Este aspecto logra convertir aquello que pueda estar causando un malestar o daño en algo positivo y beneficioso. Aprovechar las oportunidades y poner a prueba el ingenio con el que todos contamos, de alguna u otra manera, propicia la resiliencia.
Moralidad
Está relacionado con la conciencia a nivel moral que cada individuo posee o puede desarrollar. No solo se trata de un pensamiento individual, sino también de tomar en cuenta intereses humanos y ciudadanos donde se busca propiciar un bienestar global.
Esto también amerita un sentido relacionado con la ética y el compromiso con uno mismo y los otros.
Factores resilientes y sus categorías
Desde 1995, Edith Grotberg, aporta una sustancial información en cuanto a la resiliencia. Plantea que existen niveles que son puestos en marcha por diversos elementos. Estos niveles están compuestos por factores que la persona puede desarrollar e implementar en su día a día.
Algunos investigadores han tomado estos factores como un gran hallazgo. Esto debido a que les permite identificar en las etapas tempranas del ser humano ciertos puntos que tienen una relación estrecha con la puesta en marcha de la resiliencia.
Una de las primicias relevantes trata sobre contemplar la resiliencia como una manifestación en dinamismo y no de forma inerte. Esto permite trabajar en ella para conseguir su desarrollo e impulso en cada persona.
Ahora bien, esta investigadora también realizó el aporte de lo que hasta hoy en día se conoce como la categoría de los factores resilientes. Estos se encuentran divididos en cuatro niveles. Se considera que con ellos se puede establecer las actitudes que la persona necesita conseguir para poder desarrollar la resiliencia.
Principalmente debemos conocer los 4 niveles que esta autora plantea, los cuales son los siguientes:
- Yo tengo: Este se encuentra establecido por el apoyo que se puede conseguir por parte de las personas que te rodean.
- Yo puedo: Se describe como las capacidad y recursos con las que cuenta el individuo para enfrentarse a ciertas eventualidades.
- Yo soy: Este se trata de aquellas fortalezas y habilidades que se poseen de forma interna.
- Yo estoy: todo aquello que la persona proyecta de sí mismo.
Una vez especificados los niveles, explicaremos aquellos factores con los que cuenta cada nivel y permiten establecer la resiliencia:
Yo tengo:
- A personas a mí alrededor que me inspiran confianza y me brindan cariño, ante todo.
- A personas que se preocupan por mí y actúan a favor de que adquiera recursos para evitar situaciones conflictivas y de peligro.
- A personas que son un ejemplo digno para seguir para poder realizar buenos actos.
- A personas que me impulsan a buscar mi independencia y me motiven.
- A personar que me brindan apoyo cuando estoy bajo alguna condición desfavorable o cuando quiero seguir mi aprendizaje.
Yo puedo:
- Expresar aquellas situaciones que me generan malestar emocional o sobre mis limitaciones.
- Elegir las herramientas necesarias para poder solventar mis problemas.
- Mantener límites cuando se me presentan situaciones que ponen en peligro mi integridad física.
- Encontrar las situaciones oportunas para dialogar con los otros, ya sea puntos positivos o negativos; y también medir mis actos
- Buscar la ayuda de personas que se encuentren en mí alrededor cuando lo necesite.
Yo soy:
- Alguien que genera en los otros un sentimiento de afecto y cariño.
- Dichoso al momento en que realizo buenas acciones hacia los demás y les expreso y manifiesto el cariño hacia ellos.
- Responsable con mis acciones y mantengo un respeto hacia los otros.
- Optimista y confío en mis capacidades para poder realizar todo lo que me proponga.
- Un ser que planea y se proyecta en el futuro para alcanzar mis metas y proyectos.
Yo estoy
- Seguro de que a pesar de las adversidades tengo las condiciones para salir adelante.
- Preparado emocionalmente para ser una persona plena y regular cualquier situación conflictiva interna que pueda tener
- En paz y mantengo una buena relación con aquellas personas que me rodean
- Dispuesto a tomar el mando de mis actos y ser responsable con todo lo que llevo a cabo.
En este sentido, esta autora nos brinda la posibilidad y algunos recursos para que puedas analizar la forma en que estas planteando el enfoque personal. Estos se los puede establecer cualquier individuo y trabajar en base a con qué cuenta y con qué carece.
Factores que ponen en riesgo la resiliencia
Así como hay factores y características que promueven y movilizan la resiliencia, también existen ciertos hechos que la ponen en riesgo e impiden su aplicación.
Cuando hablamos de factores de riesgos con respecto a este tema nos referimos a situaciones, personas o características que evitan que la persona desarrolle la resiliencia. Esto puede venir por parte del ámbito familiar, social o personal. Logrando así que aumenten los niveles de aquellos actos que afectan al individuo y comprometen en gran medida su salud.
Un punto de investigación significativo se ha centrado en saber qué características se presentan como riesgosas para que alguien ponga en práctica la resiliencia. En base a ello, podemos destacar 4 factores principales de riesgo, los cuales serán expuestos a continuación.
Acontecimientos perturbadores
Aquí podemos encontrar algunas situaciones relacionadas con la conducta de los padres y sucesos ocurridos en la infancia.
En ciertos casos puede ocurrir que la presencia de trastornos psicológicos, toxicomanías, fallecimientos o distanciamiento de familiares o personas significativas impiden desarrollar capacidades de adaptación.
Factores sociales y ambientales
Este contexto abarca un aspecto más amplio relacionado con condiciones que están ligadas a eventos externos que perjudican la estabilidad de la persona. En los casos de pobreza, ambientes hostiles y de precariedad; segregación racial, cultural o ideológica, se pueden establecer marcas emocionales que condicionan a la persona.
Condiciones graves de salud
Ya sea por una condición de nacimiento, o por un evento de salud desencadenado a lo largo de la vida, esto influye en la resiliencia.
En diversos escenarios se puede visualizar como enfermedades, que no perjudican los procesos básicos para desempeñar la resiliencia, cohíben o bloquean el desarrollo de esta actividad. Manteniendo a la persona en un estado de imposibilidad y aferrados solo a los aspectos negativos de las condiciones que se presentan.
Las catástrofes naturales y las sociales
Muchos son los traumas que se generan a partir de situaciones donde se viven catástrofes naturales y acontecimientos sociales de gran impacto. En casi todos los casos estos son eventos donde la persona no puede elegir ni el cómo ni el cuándo. Lo cual hace que el impacto sea aún mayor.
En este aspecto los traumas de gran nivel obstaculizan los recursos internos del individuo, limitándolo a solo pensar en el suceso sin encontrar una salida.
¿Qué sucede en nuestro cerebro cuando se aplica la resiliencia?
Hemos hablado sobre las cualidades, factores, contextos y capacidades, que influyen en la resiliencia, pero ¿Qué papel juega nuestro cerebro en este proceso? La psicología nos muestra al ser humano como un ente bio-psico-social y espiritual. Es por ello que, en relación a la resiliencia, el factor biológico mantiene suma importancia. Expliquemos de qué se trata esto.
La resiliencia, a nivel neuronal, requiere de mecanismos que se encarguen de plantear y hacer un análisis de la situación que puede estar ocurriendo. Esto se da para que pueda haber una elección en el mecanismo de acción, y que este sea conveniente.
En este caso también tenemos el proceso de memoria. La cual actúa en relación con reorganizar y procesar los sucesos, para, a partir de allí, mantener un elemento novedoso aportado por dicha experiencia. Es así como las neuronas se reorganizan para que la memoria ejerza su función ante la señal que está recibiendo el cerebro.
De igual forma, el hecho de ser resilientes también mantiene una conexión directa con áreas del cerebro. Estas son: El núcleo accumbens y el área tegmental ventral, amígdala-hipocampo, el eje hipotálamo-hipófiso-adrenal y la corteza prefrontal-hipocampo.
A continuación, explicaremos la función que ejerce cada una de estas áreas en la resiliencia.
Núcleo accumbens y el Área tegmental ventral
Esta área cerebral está directamente relacionada con el sistema de funcionamiento que mantiene el ser humano de motivación-acción y recompensa. En este sentido las neuronas tienen la capacidad de evaluar el contexto y situación en base a las señales activadas en estos campos.
Amígdala e hipocampo
La amígdala está estrechamente relacionada con las emociones. Sabemos muy bien que un acontecimiento traumático genera muchas emociones y también se necesita el manejo y regulación de estas para poder enfrentarlo.
Con respecto al hipocampo, se dice que junto a la amígdala permite procesar el nivel de la experiencia vivida. Y en relación con el tallo cerebral, se encargan de realizar una regulación con el ambiente de la persona.
Eje hipotálamo-hipófiso-adrenal
Uno de los factores que afectan el sistema homeostático del ser humano tiene que ver con el estrés. Ya sea de una forma baja, moderada, o alta siempre existe una representación del estrés que va a generar alguna respuesta en el cerebro. Estos sistemas están encargados de trabajar en ello.
Corteza prefrontal-hipocampo
Los científicos consideran que estos dos elementos son cruciales para el desarrollo de la resiliencia. Ya que son los que permiten realizar un análisis de los acontecimientos y discriminar los escenarios que se manifiestan.
Es importante destacar que todas estas áreas del cerebro se activan al momento que reciben la señal de una experiencia desfavorable. El trabajo se hace a través de los mecanismos cerebrales para luego producir una respuesta a través de la conducta de cada persona.
Esto no solo es un sistema que motoriza la resiliencia, sino que también permite interactuar en pro de desarrollar su uso y funcionalidad. Ahora bien, cada persona pasa por este proceso. A menos que tengo una lesión significativa en una de estas áreas, tiene la capacidad de desarrollar la resiliencia. Esto gracias a lo que se conoce como la plasticidad cerebral.
Cómo poner en práctica la resiliencia
En base a todo lo expuesto anteriormente, estamos seguros de que te estarás preguntando si existe alguna manera de desarrollar y fomentar la resiliencia. La repuesta ante ello es sí. Ya que esta habilidad es dinámica y se puede aprender con diversos recursos. La Asociación Americana de Psicología propone algunos consejos para que puedas poner en práctica la resiliencia.
Crear y consolidar relaciones personales
Los vínculos que se crean a través de la interacción con los más allegados son de suma importancia. Como seres sociales, tenemos la necesidad de estar relacionándonos constantemente para poder subsistir.
Es de esta manera que a través de la cercanía con el otro podrás tener apoyo, soporte, amparo. De igual manera, demostrar al otro que se está para él brindándole acciones positivas también llenan de regocijo a la persona.
No ver las situaciones como algo insuperable
La psicología positiva nos habla de que las limitaciones las creamos nosotros mismos. Partiendo de allí, podemos decir que nosotros somos los que cargamos negativa o positivamente un problema. Es cierto que hay mucho que no podemos evitar, sin embargo, sí podemos decidir cómo percibir los hechos y qué acciones tomar ante ellos.
Se trata de enfocarse en el lado positivo de las cosas. Al utilizar los recursos para quitarle la carga negativa a las situaciones adversas tendrás una acción indispensable en un sujeto resilientes.
Aceptar los cambios
Si algo tenemos seguro es que todo continuamente se somete a un cambio. A pesar de que este punto no sea fácil de establecer, es importante resaltar que no es algo imposible.
La aceptación de los eventos desfavorables es una conciliación con uno y la vida. Y no tiene nada que ver con claudicar o resignarse, más bien es un hecho de consentimiento y de resiliencia para iniciar una transformación.
Metas desde un enfoque objetivo
Establecer lo que queremos desde una perspectiva objetiva permite trabajar con los recursos ya obtenidos y obrar para los que se desean obtener. Plantearse preguntas sobre el rumbo que quieres seguir con tu vida y mantenerte con los pies pegados al suelo te permitirá avanzar y evitar ilusiones.
Hacer frente a las adversidades
Ser determinante con tus acciones y asumir las responsabilidades que ellas conllevan es la mejor vía para enfrentar los problemas. Las dificultades siempre van a estar allí hasta que se decida tomar partido sobre ellas. De esta forma no se postergará más la situación problemática y se podrán tomar acciones y no suposiciones.
Confía en tus capacidades
Puedes porque eres una persona llena de capacidades y herramientas que te permitirán salir adelante y mostrar resiliencia.
Ser positivo, brindarse palabras de aliento a uno mismo, motivarse y tener confianza en nuestros actos produce un cambio incomparable. Las señales y deseos que profesamos pueden guiar nuestra vida siempre y cuando tengamos seguridad sobre ello.
Observa desde diferentes perspectivas
La capacidad del ser humano para visualizar perspectivas está dada como recurso de adaptación y entendimiento. Es por ello que, no solo se debe aferrase a un hecho posibilidad irrefutable. Siempre van a existir otras alternativas que podrás usar para mirar el paisaje desde otro cristal.
No pierdas la esperanza
Mientras la vida exista, siempre va a existir la posibilidad de salir adelante frente a las adversidades. ¿Por qué enfocarnos en lo negativo? si también existe un sinfín de cosas positivas que pueden pasar y que podemos atraer.
Mantener la esperanza viene siendo un motor para avanzar y solo tú puedes encenderlo.
Importancia de la resiliencia
Como hemos podido ver, la resiliencia juega un papel muy importante en la vida del ser humano. Hay que reconocer que ante las situaciones difíciles es crucial ponerla en práctica para poder enfrentar los eventos negativos que se presentan en nuestra vida.
Aunado a ello podemos decir que la resiliencia también es importante porque:
Te permite lograr satisfactoriamente tus metas
Cuando eres resiliente tienes la capacidad para visualizar y analizar las situaciones conflictivas y traumáticas de otra manera. Quedarse orientado en las situaciones de estrés o bloqueo mental es una actitud contraproducente para ti en todos los aspectos.
En este caso, esas situaciones adversas no se ven desde el lado negativo, más bien se percibe lo positivo. Dando así el valor y condiciones necesarias para que obtengas la fuerza y confianza necesarias que te orientarán a cumplir tus planes.
Logra generar mecanismos para que manejes el estrés
Indudablemente las situaciones y factores estresantes siempre van a existir. Ante esto, la resiliencia te da la oportunidad de aceptar todas esas circunstancias estresantes y poder darle una solución y salida que no te perjudique.
En este caso no se trata de omitir el hecho sino más bien de entenderlo y no quedarse enfrascado o paralizado ante él. La resiliencia hace reconocer que, ante eventos estresantes, estos no son más que sucesos pasajeros y que vendrán tiempos mejores.
Propicia mejores estados de salud
La influencia que tienen las situaciones traumáticas, o el sometimiento al estrés constante, para la salud son ampliamente marcadas. Es por ello que, cuando logras desarrollar la resiliencia y la pones en práctica muchos factores que están comprometidos con el mantenimiento físico mejoran.
También cabe destacar que el cuidado de tu salud toma un papel primordial al momento en que te enfocas en lo positivo. Prestarle atención a lo que el cuerpo requiere solo se logra entendiendo lo importante que es estar bien primero uno, para después estarlo con los demás.
Mantendrá el enfoque de tus metas
No desviarse del camino, y darle prioridad a los planes que se desean conseguir es parte de ser una persona resiliente. Existen constantemente muchos obstáculos que pueden aparecer en el camino. Sin darte cuenta esta puede ser una prueba para saber qué tan preparado estas para merecer las recompensas. Es por ello que, claudicar no es una opción
La fortaleza que te puedes brindar a ti mismo es el motor principal para poder lograr los objetivos frente a las adversidades. Si una persona sabe a dónde desea llegar y se mantiene firme con sus ideales, difícilmente desistirá de ello.
Logrará que mantengas un control sobre ti mismo
El autocontrol es un punto que a muchas personas les cuesta desarrollar. Ya sea ante circunstancias de un menor nivel, hasta las más significativas, siempre poder regular tu forma de comportarte genera grandes beneficios para ti.
La resiliencia brinda la claridad y serenidad para poder analizar las conductas de riesgo que a veces puedan presentarse. En este caso no existe un papel de victimización sino de asumir las responsabilidades ante cualquier cosa que pueda suceder.
Bibliografía:
www.codajic.org/sites/www.codajic.org/files/Resiliencia.pdf
http://repositori.uji.es/xmlui/bitstream/handle/10234/77669/forum_2009_15.pdf?sequence=1
https://blog.fpmaragall.org/persona-resiliente
www.redalyc.org/pdf/175/17510206.pdf
0 comentarios