Los insectos acuáticos son capaces de indicar si el agua de los mares, ríos o lagos se encuentra contaminada o no. Actualmente, la inquietud por el estado de salud de las aguas de los continentes (mares, lagos, ríos, etc.) se ha incrementado. Esto ocurre mayormente, por el uso desproporcionado de todas estas para el beneficio del hombre.
Desde hace algunos años, se ha ido propagando la utilización de indicadores para estudiar la calidad del agua. Estos indicadores, a través de datos de ciertos organismos en el lugar de análisis (denominados “organismos bioindicadores”), hacen posible conocer la calidad del agua. Entre la mayoría de estos organismos se encuentran los artrópodos.
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Pruebas químicas del agua podrían sustituirse por insectos acuáticos
Existen muchas maneras en que los científicos y grupos ambientalistas valoran la calidad de las aguas. En primer lugar, suelen observar la claridad del agua, medir la temperatura en la que se encuentra y su pH. En los últimos tiempos, prestar atención al comportamiento de los insectos acuáticos, es una forma más sencilla y económica, para conocer el estado de dichas aguas.
Este método puede evitar la utilización de estudios químicos constantes y de costos elevados. Esto es posible, ya que, los bioindicadores son organismos vivos con capacidad de definir la calidad del entorno.
Uno de los motivos más importantes para emplear bioindicadores radica en que el uso de pruebas químicas solo permite obtener una pequeña muestra de la calidad del agua.
¿Qué es un bioindicador?
Se define como bioindicador a las especies, procesos biológicos y colonias de organismos que son útiles para valorar el estado del ecosistema. Así como también, la manera en que este evoluciona a medida que transcurre el tiempo.
Esto es particularmente útil en situaciones de perturbaciones antropogénicas, en palabras más simples, la contaminación.
En este sentido, un bioindicador podría ser:
Una colonia o población de diversos organismos que varía, estructuralmente o funcionalmente, de acuerdo a las características de su entorno.
Una especie específica cuya abundancia, presencia o ausencia en el sitio de estudio defina la calidad del ecosistema.
¿Qué puede considerarse un “buen bioindicador”?
No todas las especies y organismos son idóneos para ser utilizados como bioindicadores. A pesar de que no existe un modelo ideal de bioindicador, es posible definir algunos aspectos para que un organismo se defina como “buen bioindicador”.
Deben responder ante los cambios ambientales que se suscitan en su hábitat en mayor o menor medida. Esta respuesta debe ser comparable a los demás organismos de la misma especie.
Ser copiosos (los organismos poco comunes no suelen ser idóneos).
Su ubicación en el ambiente estudiado debe ser natural y ser ubicuos. Es decir, tener presencia en la mayoría de los ambientes parecidos o de la misma índole.
Deberán ser de fácil manipulación y testeo en el laboratorio.
La utilización de bioindicadores será mucho más exitosa si no se limita a la toma referencial de una o dos especies. Es importante usar colonias completas para garantizar mejores resultados. Emplear organismos con necesidad ambiental limitada (estenoicos) y sensitivos ante la contaminación es valioso. De igual manera, utilizar especies bastante tolerantes capaces de subsistir en ecosistemas hostiles.
De este modo, será posible saber que un ambiente se encuentra muy perturbado si, por ejemplo, se halla una sola especie muy resistente y ninguna de las definidas como sensibles.
Animales bioindicadores de las aguas
En la actualidad, se emplean muchas especies animales como bioindicadores. Este extenso grupo va desde organismos pequeños e invertebrados hasta vertebrados acuáticos y terrestres.
En el agua de los distintos continentes, y específicamente en el análisis de valoración de aguas fluviales, se emplean mayormente macroinvertebrados acuáticos. A continuación, se definirá qué es un macroinvertebrado.
¿Qué se entiende por macroinvertebrado acuático?
La definición conocida como macroinvertebrado no se adjudica a ningún tipo de clasificación taxonómica. Se trata más bien de un término artificial que abarca a diversos organismos acuáticos invertebrados.
Generalmente, se indica que una especie es macroinvertebrada cuando puede ser atrapado mediante el uso de una red cuyos orificios sean de 250 micrómetros. Este tipo de red se define como “luz de malla”.
Las especies macroinvertebradas son, en la mayoría de los casos, bentónicos, esto quiere decir, colonias residentes del sustrato de fondo de los ecosistemas acuáticos. No obstante, hay también macroinvertebrados que son capaces de movilizarse a libertad por la columna de agua o por la superficie.
En las diversas aguas, es posible encontrar gran variedad macroinvertebrados que se pueden clasificar en dos grupos:
Macroinvertebrados no artrópodos: gusanos planos, gusanos de tierra, sanguijuelas, caracoles, bivalvos, etc.
Macroinvertebrados artrópodos: no insectos (pequeños crustáceos) e insectos (larvas y adultos).
En estos grupos se pueden ubicar tanto especies resistentes a cambios del ecosistema como organismos sensibles.
La mayoría de las especies macroinvertebradas acuáticas son artrópodos. Entre ellos suelen destacar muchos insectos acuáticos. En particular sus estructuras larvarias, el seguimiento y análisis es crucial para el cálculo de muchísimos índices de valoración de la calidad del agua en los continentes.
Relevancia de los macroinvertebrados en la cadena alimenticia
Las especies macroinvertebradas cuentan con una particular relevancia en los ecosistemas acuáticos. Esto se debe a que constituyen el elemento de biomasa más importante en muchísimos tramos de ríos.
En cuanto a comunidad, los macroinvertebrados acuáticos consumen el material orgánico creado por los organismos fotosintéticos en el río, como briófitos y algas. Así como también, la materia orgánica proveniente del medio ambiente terrestre.
Luego de esto proceden a transferirla a los grandes vertebrados de la cadena. En pocas palabras, representan la fuente de alimento más crucial de estos. De modo que la alteración de la colonia de macroinvertebrados afecta a peces, aves acuáticas y también a muchos mamíferos semiacuáticos.
Los insectos en el proceso de bioindicación
Como se ha mencionado con antelación, aproximadamente un 80% del total de los macroinvertebrados de las aguas del mundo son, efectivamente, artrópodos. En su mayoría, son grupos de insectos en su estructura de ninfa o larvaria. Algunos de los más comunes serán nombrados a continuación:
Tricópteros
Insectos muy cercanos a los lepidópteros (polillas y mariposas). Sus ninfas de agua crean refugios en torno a su propio cuerpo usando elementos del lecho fluvial. Son distintas a las demás larvas acuáticas de insectos. Esto se debe a que cuentan con un par de filamentos en el ano provisionados con fuertes uñas. Suelen ubicarse en espacios de aguas limpias con gran corriente.
Efemerópteros (efímeras)
Una de las especies más antiguas. Sus larvas acuáticas que, suelen vivir en los ríos, destacan poseer tres pelos en el ano muy largos. Los adultos, que realizan vuelos cerca al agua, son bastante sensibles. Su período de vida es relativamente corto con respecto a las ninfas. Por esta razón, surge el nombre de “efímeras”.
Plecópteros
Especies aladas con larvas de agua muy semejantes a las de las efímeras. Cuentan, al igual que los anteriores, pelos en el ano. Sin embargo, se diferencian porque, desarrollan dos uñas apicales en cada una de sus patas. En cuanto a su hábitat, se encuentran mayormente en arroyos y en lagos.
Otros grupos con ninfas acuáticas o larvas
Además de los antes expuestos, existen también otros insectos de agua más frecuentes. Encontramos representaciones del orden Odonata como caballitos del diablo y libélulas. También otras especies como Coleóptera como el escarabajo y Diptera como mosquitos y moscas.
Entre todos los insectos que se han mencionado, se encuentran algunos muy adaptables a la contaminación como las moscas y también especies muy sensibles de tricópteros.
Importancia del seguimiento de la calidad del agua
Las modificaciones hostiles en la calidad de las aguas de un río o arroyo pueden causar afectación en todos los cuerpos de agua que tocan. En el momento en que la calidad del agua desmejora, pueden generarse cambios en las plantas, peces e insectos, afectando al resto de la cadena.
A través de la revisión de la calidad del agua, las distintas comunidades pueden determinar la salud de sus lagos, arroyos y ríos. Una vez que se recogen todos los datos referenciales sobre el estado de las aguas del río o arroyo, las observaciones posteriores pueden ser de gran ayuda para definir cuándo y dónde se producen los sucesos contaminantes.
Utilización de bioindicadores para el análisis de la calidad de las aguas
Realizar un monitoreo biológico o una encuesta de bioindicadores del estado de las aguas conlleva recoger muestras de diversos macroinvertebrados acuáticos. Las especies macroinvertebradas habitan en el agua la mayor parte de su ciclo vital.
Estos organismos no cuentan con columna vertebral, esto es fácil de observar mediante un microscopio. Los macroinvertebrados hacen vida abajo, alrededor y sobre las rocas. También en los sedimentos que se encuentran en la profundidad de los ríos, lagos y arroyos.
Por ejemplo, la toma de muestras de vida de especies macroinvertebradas en un arroyo cuando se evalúa el estado de las aguas es muy útil. Debido a que, la mayoría de estos organismos suelen permanecer en los mismos espacios a menos que se produzca algún cambio en las circunstancias ambientales.
En palabras más sencillas, algunos organismos macroinvertebrados son realmente sensibles a las perturbaciones ambientales, mientras que otros sí son capaces de tolerarlas.
¿Qué son los índices bióticos?
Los índices bióticos consisten en un modo bastante común de definir la calidad del agua de los ríos. Se expresa comúnmente en forma de cifras numéricas únicas que resumen las cualidades de todos los organismos existentes.
Generalmente, se trata de la unión de dos o tres propiedades de la agrupación. Requiere de la evaluación de tolerancia a las perturbaciones ambientales, riqueza de taxa y la abundancia para definir los índices cuantitativos.
El índice biótico que se utilizó por primera vez, es el de los saprobios. En este se combina la abundancia, la presencia y el nivel de intolerancia a la contaminación de las especies acuáticas reconocidas. Este tipo de índice no solo abarca a los macroinvertebrados sino a todas las especies acuáticas y su valor en cuanto a tolerancia.
Otro índice conocido es aquel que combina el nivel de tolerancia o intolerancia a la contaminación con la riqueza taxa. El primero de estos es el valor más relevante para la determinación final.
Índices bióticos para calidad del agua fluvial
Los distintos niveles de resistencia que muestran las especies macroinvertebradas de una colonia ante las diversas perturbaciones de su ecosistema permiten clasificarlos o agruparlos. Además, hace posible asignarles una ponderación cualitativa dentro de una escala. Cuanto más alto sea el número, menos tolerante es el organismo.
A través de estos valores, es posible definir diferentes índices bióticos. Esto se refiere a las cifras cualitativas que se etiquetan a las colonias para catalogarlas según su calidad. Cuanto mayor sea el valor, el agua tendrá mejor calidad.
Uno de los índices que se usan a menudo para determinar el estado de las aguas de la Península Ibérica es el IBMWP. Se trata de una adaptación del índice británico BMWP creado por Alba Tercedor en 1998.
Otro índice empleado es el conocido como IASPT. Consiste en un método complementario en el cual el valor de IBMWP es dividido entre el número de taxones que se han identificado. Este último brinda datos relacionados con el tipo de colonia dominante en el tramo analizado.
Motivos de la mala calidad en las aguas
Existen numerosos motivos por los cuales el agua puede estar contaminada. El estado desmejorado del agua puede tener tanto origen natural como artificial.
Causas naturales: Normalmente, que involucran la geología del terreno.
Causas artificiales: se refiere a la actuación humana mediante el uso de químicos y ausencia de gestión para la conservación.
Conclusiones
Como se ha podido observar antes, los insectos de agua y macroinvertebrados, son de gran importancia para el análisis del estado del agua. Por otra parte, su ausencia o presencia es de suma relevancia para los demás organismos de su medio ambiente.
Por esta razón es indispensable tener en cuenta que, pese a ser supuestamente abundantes, la disminución de su cantidad o diversidad puede implicar consecuencias que afecten negativamente al resto de la cadena.
Referencias
www.allyouneedisbiology.wordpress.com/2015/05/10/insectos-salud-rios/
https://www.greelane.com/es/ciencia-tecnolog%c3%ada-matem%c3%a1ticas/animales-y-naturaleza/water-monitoring-and-aquatic-macroinvertebrates-1968647/
https://www.inaigem.gob.pe/wp-content/uploads/2019/05/TESIS-Macroinvertebrados-acu%C3%A1ticos-como-bioindicadores-de-la-calidad-del-agua-relacionados-con-metales-pesados-en-la-Sub-Cuenca-Yanayacu-Ancash-Setiembre-2015-Abril-2016..pdf
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