Los extintores de fuego son artefactos que nadie quiere utilizar jamás. Sin embargo, los tenemos por allí, en nuestro hogar, en nuestro automóvil o «a la mano». Pero, sin reparar demasiado en su presencia, preferimos pensar que nunca seremos víctimas de un incendio.
El fuego puede ser muy útil al momento de preparar nuestros alimentos, o cuando queremos deshacernos de ciertos tipos de desperdicios. También, puede regalarnos calor en la forma de una chimenea o de una fogata. Incluso, al extremo de la mecha de una vela el fuego puede evocar devoción o romance.
Pero, a veces el fuego se sale de control y entonces es causa de tragedias y catástrofes de variada magnitud. Se convierte en incendio y es cuando extinguir el fuego o evitar su propagación es prioridad absoluta.
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No todo el fuego merece la intervención de extintores
Al hablar de extintores al fuego podemos verlo desde varias ópticas. Desde la antropología, la mitología, las religiones, su aspecto físico, químico, por su utilidad y por sus características de origen. Incluso, hasta por las técnicas y procedimientos para su control, uno de las cuales es su uso correcto.
Desde que el Homo Erectus, entre los años 700.000 y 125.000 a.C, descubrió cómo producir fuego, se dio un gran paso en la evolución humana. Una cosa era ser testigo y víctima de un incendio espontáneo que aprender a generar fuego para el propio beneficio.
Provocarlo de manera controlada significó que podríamos cocinar y conservar nuestros alimentos. Que podríamos dormir sin morir de frío durante las heladas noches a la intemperie. Además, que las noches no fueran tan oscuras y que mantendríamos alejados a los animales salvajes y las plagas.
Luego, sería muy útil en la industria y en la ciencia. También es cierto que fue usado en forma dañina para destruir ciudades y asesinar en escenarios de guerra.
Cuando el fuego se hace incendio
A veces el fuego se sale de control y se convierte en incendio, que puede ser natural o provocado. Si estamos ante la presencia de este entonces es el fuego destructor; el que puede arrasar con miles de hectáreas de bosques en cuestión de días. El que destruye viviendas y otras edificaciones. Es el que puede causar la muerte de seres humanos y animales o dejar secuelas terribles en sus cuerpos.
Un incendio puede ocurrir por causas naturales o por la acción intencional o negligente del hombre. En el primer caso, el fuego se genera por fenómenos naturales tales como los rayos y las erupciones volcánicas.
Los humanos también producimos incendios, tanto de forma intencional como por descuido o negligencia. Incluso, tenemos un nombre para quienes provocan incendios llevados por un impulso incontrolable, estos son los piromaníacos.
La intensidad y expansión de un incendio depende de múltiples y variadas causas. Para enfrentarlo debemos empezar por saber qué es el fuego, cuál es su composición, cuántos tipos de fuego hay y cómo se producen. Esto permitirá decidir el método para combatirlo, que en muchos casos será mediante extintores.
¿Qué es el fuego y cómo se produce?
Llamamos fuego a la luz y el calor producidos como efecto de la combustión. Un material combustible que ante la presencia de un comburente (casi siempre oxígeno) y una energía que activa la combustión (calor, rozamientos, chispas) hacen fuego.
El fuego se manifiesta como un conjunto de partículas incandescentes de materia combustible, que despide calor y luz durante un tiempo determinado.
De esta definición se deduce a grandes rasgos el proceso de producción del fuego. El conocido Triángulo del Fuego nos lo muestra gráficamente. Si se añade el factor de la reacción en cadena, la figura se convierte en el tetraedro del fuego.
Además de las llamas y el calor donde hay fuego hay humo, gases y cenizas. Estos son otros subproductos derivados del proceso de combustión. El tipo de material combustible determina el tipo de fuego. Asimismo, conocer cuál o cuáles materiales o sustancias entraron en combustión es fundamental para saber qué clase de extintor se debe utilizar.
¿Cuántas clases de fuego hay?
Hay varias maneras de clasificarlos. Algunas son bastante complejas, como el SGA o Sistema Globalmente Armonizado de clasificación de productos químicos (GHS, por sus siglas en inglés). Este sistema incluye la clasificación de materiales y sustancias combustibles, según factores físicos y químicos específicos.
Por su parte, la normativa europea (EN 2:1992) organiza los fuegos según el combustible que lo genera. Es un sistema más simple y de mucha utilidad para el diseño de métodos, procedimientos y mecanismos de control de incendios.
Su clasificación
El siguiente cuadro expone esta clasificación según esta norma y el extintor adecuado para cada uno.
Fuego | Sustancia/material inflamable/combustible | Extintor adecuado |
Clase A: por sólidos | Papel, caucho, telas, madera, ciertos plásticos. | De agua, de espuma o de Polvo Químico Seco (PQS). |
Clase B: por líquidos | Petróleo, pinturas, gasolina, parafina, alquitrán, alcohol, disolventes, ciertos plásticos. | De espuma, de dióxido de carbono (CO2) o de PQS. |
Clase C: por gases | Acetileno, metano, hidrógeno, entre otros. | De dióxido de carbono, o de PQS. |
Clase D: por metales | Metales combustibles tales como magnesio, sodio, titanio, potasio, fósforo, entre otros. | De polvos especiales, específicos para cada metal. |
Clase E o F*: por grasas y aceites orgánicos. | Grasas utilizadas para cocinar | A base de acetato de potasio. |
Notas: (*) En USA y México, estas grasas integran la clase K (Kitchen). Aunque el sistema europeo no los incluye, en otros se consideran los fuegos causados por ignición en equipos eléctricos; estos se combaten con CO2. Los extintores a base de reemplazantes de halógenos, antes usados para los fuegos de clase A y C; fueron prohibidos en el 2010 por causar daños a la capa de ozono.
En cuanto al fuego tipo E, una vez que se corta la corriente, se convierte en A, B o C, dependiendo de los materiales en combustión.
¿Qué son los extintores y cómo funcionan?
Casi todos hemos visto un extintor. En principio sabemos que es un cilindro provisto de una válvula y una manguera, relleno de alguna sustancia específica que sirve para sofocar incendios. También conocemos que los hay portátiles, como los que tenemos en casa. Y que otros necesitan ruedas para su traslado y manejo (móviles, con peso mayor a 25 kg).
Una definición más precisa nos permite entender cómo funcionan estos aparatos es que es un objeto cilíndrico de metal; que contiene una sustancia extintora de fuegos, la cual sale expedida a presión una vez que se abre una válvula.
Como pudimos apreciar en el cuadro anterior, el tipo de sustancia contenida en los extintores depende justamente de la clase de fuego que debe ser sofocado. La misma puede presentarse como un líquido, una espuma e incluso un polvo.
Origen y evolución de los extintores
¿Cuándo y dónde surgió la idea para el diseño y creación de estos? Es probable que en la antigüedad los incendios fueran combatidos a fuerza de agua (enfriamiento) o con tierra (sofocación). Con elementos naturales elegidos por sentido común e intuición.
Es fácil imaginar el terror de las víctimas del llamado «fuego griego» o «fuego líquido», que no podía ser extinguido con agua. De hecho, este ardía sobre el mar. A los seguidores de la saga Canción de hielo y fuego (G.R.R. Martín) debe resultarles familiar: sería el fuego valyrio, evocación literaria del arma incendiaria griega.
En principio, el agua a cubos sería útil para fuegos pequeños. Luego, con edificaciones más grandes haría falta lanzarla a presión para que llegara a sitios altos. En 1723, el químico inglés Ambrose Godfrey patentó un dispositivo ideado para tal fin. Se trataba de un barril del que el líquido extintor salía disparado por la explosión inducida de la pólvora contenida dentro de una cámara.
El extintor del capitán Manby
El artilugio de Godfrey fue precursor en la idea de los extintores de incendios. Pero es a su compatriota, el capitán William George Manby, a quien se atribuye la creación del primer modelo moderno de extintor.
Manby fue testigo de la imposibilidad del cuerpo de bomberos de Edimburgo para sofocar las llamas en los pisos altos de un edificio. De allí surgió su idea de bombear el agua con mayor potencia.
Su extintor constaba de cuatro cilindros metálicos, tres llenos de agua y el cuarto lleno de aire comprimido. Una válvula permitía la salida del aire a presión, que a su vez empujaba el agua, arrojándola con fuerza a través de una manguera.
Su invento, patentado en 1919, fue una importante innovación en la búsqueda de equipos más eficientes de extinción de incendios. Pero, no resultó muy funcional. Con capacidad de apenas 12 litros de agua era muy pesado para ser portátil y no se popularizó entre los bomberos de la época.
Los primeros extintores de soda-ácido y de espuma
Al médico francés Francois Carlier se le ocurrió en 1866 aumentar la presión del líquido extintor añadiendo al agua bicarbonato de sodio y ácido tartárico. Esta mezcla daba como resultado anhídrido carbónico, gas propulsor del contenido de los cilindros.
Poco después, en 1881, el norteamericano Almon Granger replicó la idea de Carlier, pero utilizando ácido sulfúrico en la mezcla.
Los métodos hasta ahora mencionados tenían efectividad solo en incendios pequeños y ante ciertos combustibles. En algunas ocasiones el agua no sofocaba el incendio, porque permitía escapes de vapor que más bien avivaban el fuego.
Entonces, en 1905 el químico ruso Alexander Laurent creó un compuesto espumoso al mezclar sulfato de aluminio, bicarbonato de sosa y un estabilizador. La «Lorentina», como bautizó Laurent a su espuma, dio inicio a los extintores de espuma. La espuma, a diferencia del agua, cubría por completo las llamas, evitando así los escapes de vapor.
En búsqueda de sustancias y mecanismos eficaces y seguros
Durante todo el siglo XX fueron desarrolladas y perfeccionadas las técnicas de extinción de incendios y con ellas los extintores.
Los primeros extintores de agua operados por cartuchos fueron creados a finales de los años 20. Estos fueron sustituidos a mediados de los 50 por los extintores de agua a chorro.
También aparecieron otras sustancias de extinción, como el tetracloruro de carbono, el clorobromometano líquido y el bromuro de metilo. Luego, todos fueron prohibidos por su alto grado de toxicidad.
Son probados con éxito el Dióxido de Carbono (CO2), los polvos químicos, los polvos especiales para metales en combustión y los compuestos halogenados. Cada sustancia funciona para fuegos específicos y da lugar a un tipo de extintor.
Un extintor para cada necesidad
En la actualidad, hay diversos tipos de extintores. Para determinar el equipo más adecuado es preciso conocer las características del fuego, la magnitud y ubicación del incendio, así como los métodos de extinción.
Ya observamos cuáles son los tipos de fuego, de acuerdo con la clasificación europea y algunas variantes de las normas norteamericanas. De la magnitud del siniestro se puede determinar la carga del extintor o su inutilidad. Los fuegos de gran extensión requieren otros sistemas para su combate.
Métodos de extinción
En cuanto a los métodos de extinción, el fuego puede ser combatido de diferentes maneras. Estas son:
- Sofocación. Al disminuir la concentración de oxígeno en la zona del incendio y crear una barrera entre el combustible y el aire.
- Enfriamiento. Al absorber la energía resultante de la combustión, reduciendo su temperatura.
- Inhibición. Al romper la reacción en cadena mediante la llamada acción catalítica negativa (es decir, de desactivación de los radicales libres).
- Eliminación. Al cortar el flujo de líquidos combustibles, al retirar los materiales sólidos de combustión o al desactivarlos por refrigeración.
Clasificación de los extintores según agente extintor y tipo de fuego
Conforme a lo observado anteriormente nos percatamos que son variadas las sustancias utilizadas en la extinción de incendios. Entre ellas el agua (a chorro o pulverizada), las espumas, gas CO2, polvo químico seco, polvos especiales para metales combustibles, hidrocarburos halones, acetato de potasio.
Cada una de estas sustancias responde a un método de extinción y presenta ventajas y desventajas. Veamos cómo actúan, en qué casos son útiles y cuándo deben ser evitadas.
Agente extintor | Cómo actúa | Utilidad/ventajas/desventajas |
Agua a chorro | Enfriamiento, sofocación e impacto. | • Útil en fuegos tipo A. • Recomendable para combatir el fuego a distancia. • No se debe utilizar sobre instalaciones eléctricas, sobre aceites en combustión ni sobre metales combustibles (riesgo de explosión). |
Agua pulverizada | Enfriamiento y sofocación. | • Útil en fuegos A y en algunos de tipo B. • No debe ser usada sobre líquidos solubles en agua (como el alcohol). |
Espuma AFFF | Enfriamiento y sofocación. | • Útil en fuegos A y B. • Las mismas advertencias que para el agua. |
CO2 o “nieve carbónica” | Enfriamiento y sofocación. | • Eficaz en fuegos B y C. No deja residuos, es eficaz en espacios poco ventilados, no es conductor de electricidad. Se aconseja uso a corta distancia. • De baja toxicidad, pero muy asfixiante. • No debe ser utilizado en fuegos con brasas. |
Polvos PQS y polvos especiales | Inhibición, sofocación y enfriamiento. | • Los normales o secos se usan sobre fuegos B y C. Los polivalentes, en fuegos A, B y C. Los especiales son exclusivos para fuegos tipo D (metales). • Al ser corrosivos, se desaconseja su uso sobre instalaciones eléctricas • Poco tóxicos, pero pueden irritar vías respiratorias. |
Acetato de potasio | Sofocación y enfriamiento. | • De uso específico para fuego tipo F (aceites y grasas animales y vegetales). • Puede ser usado en fuegos tipo C. |
Halones | Sofocación y enfriamiento. | • Su uso fue prohibido desde el 2010, por causar daño a la capa de ozono. • Se permite solo en instalaciones aeronáuticas e industria espacial |
Extintores ABC o multipropósito
Los equipos que utilizan polvos químicos como agente extintor se clasifican a su vez en tres tipos según el producto. Los extintores ABC son los de uso más frecuente porque sirven para casi todos los tipos de fuego.
Como lo indica su denominación, los extintores ABC se utilizan para el combate de fuegos A (sólidos combustibles), B (líquidos combustibles, gases inflamables) y C (equipos eléctricos energizados). Su agente extintor es polvo de fosfato monoamónico (NHSH”PO4), mezclado con sulfato de amonio.
Los polvos químicos actúan por ruptura de la reacción en cadena y sofocación, al mismo tiempo. Apagan el fuego con rapidez y no suelen ser tóxicos, aunque sí irritantes. Hay que cuidar que no entren en contacto con la piel.
Extintores de agua
Los más comunes son los de agua a presión, los mismos están especialmente indicados contra fuegos tipo A; que se combaten con agua por enfriamiento y por sofocación. Incluso, el vapor de agua que se forma en contacto con el fuego desplaza el oxígeno.
Los de agua pulverizada también tienen cierta utilidad en fuegos tipo B. Pero, tienen poco alcance a diferencia de los de agua a chorro.
Ahora, los de agua con aditivos AFFF pueden ser utilizados en incendios tipo K (F, en otras clasificaciones). Estos aditivos forman una espuma liviana que flota sobre el líquido inflamable y lo aísla del aire, evitando así la acción del oxígeno.
Es importante saber que los extintores hídricos no deben ser usados sobre instalaciones eléctricas ni sobre metales combustibles.
Extintores tipo D
Por su parte, los extintores clase D están indicados especialmente para el uso en incendios en los que hay metales combustibles. El agente extintor es polvo químico seco a base de sales de sodio. Se le adiciona algún compuesto siliconado, a los fines de hacerlo más fluido y resistente a condiciones climáticas extremas.
Extintores clase K
Para los fuegos tipo K (aceites y grasas vegetales y animales) se utilizan como agente extintor polvos químicos especiales o soluciones acuosas. Estas últimas pueden ser a base de citrato de potasio, acetato de potasio o carbonato de potasio.
Extintores de CO2
Como lo indica su nombre, este tipo de extintores usa como agente extintor gas CO2 (dióxido de carbono). Se recomiendan para fuegos tipo C, aunque funcionan en fuegos B y C. Nunca deben ser utilizados en fuegos tipo A.
El CO2 funciona por enfriamiento y sofocación. Cuando se descarga a presión, este gas se expande y se enfría instantáneamente, convirtiéndose en lo que conocemos como «hielo seco». Además, el CO2 desplaza el oxígeno, lo que le da alto poder de sofocación del fuego, al privarlo de ese agente combustible.
Al no ser conductor de electricidad, este gas es apropiado para sofocar incendios en sitios donde haya instalaciones eléctricas. No deja residuos, pero debe evitarse el contacto con la piel porque su extrema baja temperatura causa quemaduras. También puede causar asfixia en sitios sin ventilación.
¿Cómo utilizar un extintor?
Los equipos manuales portátiles suelen ser utilizados por usuarios poco entrenados. Por esto es importante que antes de usarlos se lean sus especificaciones e instrucciones de uso y de mantenimiento.
Es preciso recordar que los extintores portátiles solo deben ser utilizados en fuegos incipientes. Si el incendio se ha extendido lo recomendable es alejarse de la zona y buscar ayuda profesional.
Antes de utilizar el extintor, hay que asegurarse de que esté cargado. Las etiquetas en el extintor también deben señalar para qué tipo de fuego es indicado. Una vez hecha esta revisión, se procede según las siguientes instrucciones:
- Retirar el pasador de seguridad ubicado en la parte lateral del mango.
- Tomar el extintor por el asa con una mano, con firmeza; con la otra mano, tomar la manguera o boquilla.
- Apuntar la boquilla hacia la base de las llamas, nunca directamente a la llama.
- Para descargar el extintor, apretar las palancas que están en la parte superior y apuntar hacia la base de las llamas.
- Descargar el contenido con movimientos de zigzag, de un lado al otro.
- Cuando las llamas disminuyan, acercarse al fuego para hacer un barrido más directo, a no menos de un metro de distancia.
- Asegurarse de que el fuego se ha extinguido. Si quedan llamas o estas se avivan, alejarse y repetir el procedimiento. Si no se extinguen, alejarse y buscar ayuda.
- Asegurarse de que el extintor sea recargado y presurizado para su uso en otra emergencia.
Algunas consideraciones para el uso de los extintores
Los extintores portátiles son equipos de capacidad y alcance limitados. Son útiles para controlar fuegos pequeños y como procedimiento de emergencia. Ante un incendio forestal o un incendio urbano de grandes proporciones, son necesarios otros métodos y equipos
Bien usados los extintores pueden evitar que un pequeño incendio adquiera grandes proporciones. Estos pueden minimizar daños en edificaciones. Pero, su uso amerita conocer las limitaciones del equipo y las características del incendio. Al adquirirlos hay que verificar que sus etiquetas contengan la siguiente información:
- Fecha de fabricación y serial (fecha de la última inspección, si es usado).
- Peso y capacidad.
- Instrucciones y restricciones de uso.
- Agente extintor y tipos de fuego que extingue.
- Cantidad y tipo de gas auxiliar.
- Temperatura máxima de almacenamiento.
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