Muchas personas piensan que no existe el rechazo social en la infancia y la adolescencia, solo por el hecho de no tener responsabilidades de la edad adulta.
Pero en muchos casos están lejos de la realidad. Estas edades pueden ser muy estresantes socialmente, sobre todo para aquellos que sufren el rechazo en distinto niveles.
Cuando no se tiene la madurez necesaria para afrontar cierto tipo de problemas, estos pueden afectar de manera significativa el desarrollo de la personalidad del individuo.
El origen del rechazo social viene dado por no gustar a un grupo significativo de personas del entorno común, como colegio o comunidad. Esto trae aislamiento, no compartir y ser ignorado en el ambiente escolar.
La manera activa del rechazo social se puede manifestar con agresiones verbales, burlas y ofensas. Y la forma pasiva con rechazos o ignorar al individuo.
Puede decirse que la gran mayoría de las personas han sentido en algún momento un tipo de rechazo en un grupo social. Esto se convierte en un problema cuando es persistente en el tiempo, y acarrea consecuencias psicológicas a largo plazo.
En el proceso de rechazo social hacia un niño o adolescente, intervienen todos los actores de su entorno, ya sean padres, maestros y compañeros.
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Los niños, adolescentes y adultos deben ser abordados de distintas formas
Es importante tomar en cuenta que en la actualidad existen muchas maneras de entender a los niños y jóvenes, que son diferentes a los adultos, e incluso son diferentes a los adolescentes de otras épocas.
La generación actual tiene la información a la mano y al instante. Muchas veces no están preparados para tantos datos, y quieren aparentar que si lo están. Esto forma parte de la aceptación que necesitan como parte de su desarrollo social.
La orientación por parte de los padres o guías, debe estar clara y adecuada a la edad del niño o adolescente. No darles más información de la que pueden procesar, aunque la lean o la vean en la redes.
Aun cuando es complicado, cada etapa de la niñez y de la adolescencia debe ser vivida a plenitud.
Si existe algún tipo de inconveniente en cuanto a las relaciones sociales, no deben obsesionarse con ello. Puede que el problema sea ocasional y circunstancial. Si el joven tiende solo a hablar del tema, se puede tratar de distraerlos con actividades que les agrade.
Rechazo social en el niño
Según el carácter y temperamento que tenga el niño, puede asumir estas actitudes como algo pasajero o tomárselas muy en serio.
Los niños tienen un mundo interior muy activo, con la imaginación más marcada de toda la vida. Muchas veces de allí salen las genialidades que más adelante se reconocen como tal.
No obstante, mientras sale el genio que llevan dentro, deben sufrir por mucho tiempo de la ridiculización, bromas y rechazos a sus ideas, forma de ver y hacer las cosas.
En edades tempranas los rechazos sociales suelen tomarse un poco más a la ligera y se olvidan fácilmente. Solamente si son recurrentes es que a un niño pequeño le puede afectar este tipo de actitudes de sus compañeros.
A medida que avanza en edad, el niño va tomando más conciencia de su ambiente escolar, de sus amigos y los que no lo son.
Siempre existe un bravucón en el grupo que quiere sobresalir entre los demás y busca la manera de manipular a sus semejantes por la intimidación o la fuerza.
Los docentes deben detectar este tipo de situaciones y tomar las medidas académicas y pedagógicas necesarias para cambiar estas actitudes. Lamentablemente los docentes no están todo el tiempo con los estudiantes, y es en esos espacios en los que están expuestos a este tipo de rechazo social.
Se puede detectar que un niño está siendo víctima de un tipo de rechazo si:
- Se torna agresivo con el grupo.
- Se mantiene alejado de las actividades sociales.
- Falta de atención y rabietas aleatorias.
- Finge malestares, llanto y evita ser dejado en el centro educativo.
Es necesario prepararlos para que tengan una autoestima alta, se acepten tal como son y tengan las herramientas para afrontar este tipo de situaciones. Eso es lo que deben hacer los padres, representantes y docentes que están a cargo de formar individuos fuertes emocionalmente.
Rechazo social en el adolescente
Uno de los factores por los que se enfatiza este tipo de acciones entre los 10 y 16 años, es por la entrada a la adolescencia. Los cambios físicos acentúan la inseguridad de muchas personas.
La necesidad de encajar en estándares sociales impuestos por las modas del momento, hacen que muchos jóvenes se sientan excluidos de los círculos en los que se deben mover con frecuencia.
En esta etapa en la que todo es maximizado, ya que se está buscando la propia identidad, se debe tener mucho cuidado en cuanto a la orientación de los jóvenes.
Las figuras orientadoras deben estar en la capacidad de detectar cualquier tipo de problema que repercuta en la formación emocional y mental del adolescente.
Por no encajar en el estándar social, por ser diferentes y tener gustos u orientaciones peculiares y poco comunes, suelen estar al margen de la mayoría que si siguen los patrones impuestos.
Si no tienen la fortaleza interna para pasar esta etapa, pueden llegar a cometer actos inapropiados, incluso atentar contra ellos mismos.
Es necesario inculcar valores, educarlos emocionalmente para que tengan la capacidad de entender y aceptar que no todo el mundo puede aceptarlos como son, pero si deben ser respetados.
Cuando el rechazo social se mantiene por mucho tiempo suele tener consecuencias como:
- Ausentismo escolar.
- Pensamientos suicidas.
- Delincuencia, drogadicción.
- Miedos, ansiedad, nervios.
- Vandalismo y otros abusos.
La desconfianza que se genera socialmente hace que el adolescente se aísle de tal forma que ni en el hogar sienta que puede ser aceptado.
En esta etapa del ser humano se descubren los diferentes gustos en cuanto a vestimenta, estilos, sexualidad, música, comida, inclinaciones a instituciones y más. En definitiva se está concretando la personalidad de un individuo.
Este tipo de distinciones hace que muchas veces sean rechazados aquellos que tienen algún tipo de inclinación estereotipada, como la sexualidad, la raza o la creencia religiosa.
Es de sumo cuidado tocar estos temas, ya que, aunque deberían ser normales, debido a que todo el mundo tiene estas características, cuando no son las aceptadas por la sociedad en la que se desenvuelve el joven, puede llegar a ser rechazado socialmente.
¿Cómo ayudarlos?
Si se tiene la certeza de que hay a un caso de rechazo social que amerite tomar medidas en el asunto, es imperioso que se tenga claro el papel a tomar: como mediador, como guía o como perpetrador.
Al escuchar a los niños y jóvenes que están siendo rechazados de alguna manera, no se les debe restar la importancia del caso. Por el contrario se recomienda ahondar en el tema para verificar que no hay cabos sueltos.
Acciones a tomar por los padres
Nadie conoce mejor a sus hijos que los padres, o al menos esa es la creencia popular. En la vida actual, tan llena de actividades, muchas veces esto no es tan cierto.
Se llena al niño de tantas actividades que sus agendas no tienen espacio para el aburrimiento. Esto los aleja de las relaciones básicas de comunicarse con los hijos diariamente.
Sin embargo, al detectar cambios en la conducta, o al escuchar las quejas del niño sobre el rechazo social al que está siendo víctima, se debe prestar atención y levantar una alarma para tomar cartas en el asunto.
En caso de que sea reiterativa la situación, debe comunicarse con el centro educativo para que en conjunto se tomen las medidas y evitar que continúe la situación. Hablar con los hijos sobre la inclusión y aceptación de todas las personas, debe ser un tema recurrente entre padres e hijos.
Mantener una comunicación abierta con los hijos no siempre es una tarea fácil. Pero se debe en la adolescencia ayudarles a que superen estas situaciones y se acepten manteniendo una imagen buena de ellos misma.
No se debe evitar el rechazo social, por el contrario, es necesario que tengan la voluntad de afrontar ese problema para que en el futuro tengan la confianza de hacerle frente a las vicisitudes que la vida les presentará.
Además de ayudarles a desarrollar su personalidad, potenciando sus habilidades sociales en algún grupo de amigos o compañeros de clase.
Ayudándolos a afrontar la tristeza como una parte de los sentimientos comunes del ser humano, se está tomando el primer paso para solucionar el problema.
Al final lo más importante es hacerles entender que no todo el mundo los rechazará siempre. Por las mismas cosas por las que un grupo no les agrada, otro será de su entero apoyo.
Acciones a tomar por los docentes
Al estar en contacto diariamente con los niños y precisamente en el espacio en el que con más frecuencia se da este tipo de situaciones de rechazo social, los docentes deben prestar especial atención a estas alertas que dan los niños.
Muchas veces por estar presionados y ansiosos, no dan la importancia adecuada a las quejas de algunos niños, pero si son reiteradas, deben hacer algo al respecto.
Entre las primeras acciones que un docente debe tomar es dar a conocer al niño o grupo de niños que son los perpetradores que está mal la conducta que están tomando.
Incentivar la inclusión e igualdad de condiciones para todos los estudiantes es primordial. Si son pequeños es importante promover los juegos en equipos y la sana competencia,
Deben darle la importancia que requiere este llamado de atención, no dejarlo de lado por falta de tiempo o por premura en los horarios.
En caso de ser los primeros en darse cuenta, están en la obligación de comunicárselo a los padres o representantes del menor para que estén al tanto de la situación.
Hay métodos de integración escolar que se pueden usar en el salón de clases como parte de las actividades cotidianas en el ambiente escolar.
Los docentes están en la capacidad de realizar estos métodos de pedagogía en caso de tener un grupo disgregado socialmente.
Si es necesario, se remitirá al niño o adolescente con un especialista en el campo emocional, como un psicólogo escolar o psicopedagogo, que tenga las herramientas necesarias para cada caso.
Acciones a tomar por los amigos
Muchas veces son los mismos amigos los que comienzan, a modo de juego, con acciones que pueden repercutir en bullying y finalmente en rechazo social.
En una actualidad de tecnología y redes sociales, todo el mundo tiene una opinión que puede hacer sentir mal o herir a los demás. Los jóvenes se guían por lo que ocurre en línea más que por lo que ven en la vida real.
El rechazo social ha tomado forma cibernética, y mantener un estatus en línea se ha convertido en la nueva manera de ser popular. En este campo entran los compañeros y amigos a jugar un papel muy importante y de peso, ya que son ellos los que se mueven en el mismo plano generando empatía y antipatía.
Cuando se tiene conciencia que en un grupo está excluyendo a un individuo por causas no representativas, alguno o varios de los miembros de ese grupo deben parar y respetar la diferencia de cada quien.
Muchas veces en las hermandades o fraternidades se acostumbra a realizar rituales de iniciación o ingreso. Generalmente son para ridiculizar a los nuevos ingresos a fin de que superen sus pruebas y puedan entrar.
A ellos también se los hicieron, es por eso que continúan muchas veces con estas tradiciones absurdas. Lo ideal es tener la cordura y la madurez necesaria para evitar estas faenas con frecuencia.
La amistad es una familia que se elige, por lo que se debe honrar este lazo, aceptándose y respetándose con sus diferencias sin abusar de ninguno. En caso de que algún amigo los necesite, allí deben estar.
En caso de que sea un amigo muy cercano, se le debe dar apoyo incondicional y si es necesario defender su posición tan válida como la de cualquier otro. De igual manera no deben perpetuar este tipo de acciones ni repetirlas en caso de haber sido víctimas de rechazo social.
Gracias por publicar este artículo.
Sirva para concienciar a la gente de la importancia que tiene el apoyo incondicional a los niños que sufren este problema.