Se debe tener en cuenta que los chantajes, la mentalidad victimista, la manipulación y todas estas acciones que generan malos comportamientos son adquiridas o copiadas, claro hay niños que aprenden a obtener cosas con la manipulación de manera instintiva.
Los pequeños generan la manipulación utilizando la mentalidad victimista para que sus padres complazcan sus caprichos, que suele ser algo muy normal en las edades comprendidas entre 4 y 7 años de edad.
Lo fundamental es que el representante de manera inmediata, al observar este tipo de conductas inadecuadas, las frene o regañe para evitar que su hijo crezca con estas formas de pensar, de que la única manera de obtener algo sea por la manipulación de actuar como víctima. Son conductas que se deben corregir puesto que, si el niño rápidamente capta que ha funcionado con los padres, lo utilizará con otras personas y se volverá un infante tirano.
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Esto lo que pasa según los estudios
En el estudio de estos comportamientos, los psicólogos determinan que existen tres tipos de niños manipuladores o niños con mentalidad victimista, los cuales se distinguen de la siguiente manera:
- Los niños castigadores; que son aquellos que suelen amenazar a los padres para obtener su capricho; por ejemplo, si no le es entregado un juguete no hará sus tareas, o simplemente rompen algún artículo apreciado de los padres solo para obtener lo que desea, de cierto modo ellos están ejerciendo un poder y les motiva generar una sensación de control en los adultos.
- Los niños autocastigadores, que suelen ser los más problemáticos porque el castigo se lo ejercen ellos mismos, ya sea rompiendo su juguete favorito o simplemente dañándose físicamente para obtener el 100% de atención de sus padres, y así producir un sentimiento de culpa mayor para que el progenitor evite castigarlo, ya que el castigo impartido por su padre o madre será inferior al que él ya se hizo; generando la culpa en sus padres y, por ende, logrando su cometido.
- Los niños con mentalidad victimista, esta tipología de niños es sin duda es la más peligrosa, puesto que suelen ser muy astutos. Ellos se caracterizan por ser muy frágiles y resulta que en su mente están jugando un papel de mentiras y engaños. Lo grave de este tipo de niños es que estas características son parte de su personalidad naturalmente y si no se corrigen a tiempo, pueden llegar a ser personas muy problemáticas y peligrosas en el futuro.
Los niños tienen múltiples estrategias de mentalidad victimista para poder manipular a sus padres, todo depende de la conducta que realice el padre o la madre y su respuesta a la hora de actuar ante este comportamiento del menor.
De igual manera, no todo es culpa del niño, los adultos y sus gestiones juegan un papel fundamental, pues al ser permisivos con los niños o tenerlos demasiados consentidos, generan malas conductas, y en el momento que el padre no pueda darle lo que pequeño desee, este manifestará la actitud de la víctima.
No hay problema en ceder un día, pero siempre que el padre lo haga de manera sana, no todo el tiempo; ya que el niño comprenderá erróneamente que la mentalidad victimista es la forma de adquirir las cosas. Es importante que el padre sea consciente y analice con determinación las conductas de su hijo, puesto que, si no se frenan a tiempo estos malos hábitos o acciones de ser, el niño no será aceptado en ciertos grupos de la escuela o simplemente se convertirá en un niño con una personalidad manipuladora y en un futuro podrá transformarse en una persona creadora de bullying, conocido como maltrato psicológico y físico hacia otros.
Estrategias o herramientas para frenar la mentalidad victimista de su hijo
Hay que reconocer a tiempo la mentalidad victimista en un pequeño e impedir estas actitudes, y también los familiares deben hacer un esfuerzo para evitar caer en las manipulaciones del niño. En el momento en que un adulto ceda ante los comportamientos erróneos del infante, se pierde, porque el niño verá que esa es la manera de tener el control sobre sus padres.
Empatía
Uno de los mejores ejemplos que los representantes pueden dar es la empatía, deben demostrarles a los niños de manera sencilla y simple el daño que hacen o harían si siguen realizando conductas inapropiadas, puesto que la manipulación solo causa daño y lo que conseguirán son malas acciones a futuro. Los padres necesitan aconsejar a sus hijos sobre la importancia de ofrecer una amistad de manera honesta y con buenos sentimientos, todo lo contrario, sucede cuando actúan con mentalidad victimista, lo que lograrán es que todos a su alrededor querrán alejarse.
Estar por encima de la manipulación
Otras de las formas que los familiares o padres puedes frenar estos comportamientos es reírse con amor de estas manipulaciones o sentimientos victimistas, todo esto para demostrarle al pequeño que él no puede manipular. Nunca, pero nunca, los adultos deben utilizar el mismo medio de manipulación del niño, puesto que caerán en un juego de mentalidad victimista que luego será muy difícil salir.
Demostrar control
Siempre los padres deben mantener una postura firme y justa, tienen que presentarse como personas que tienen el control de la situación, eso hará que el niño no pueda dominar fácilmente, más bien buscará la conciliación, el camino a la honestidad y a la sinceridad. A los pequeños es recomendable hablarles con amabilidad, no se les debe demostrar ni sumisión ni agresión, solo así se empeoran las actitudes, en el amor se basa todo.
Mantente atento
Estas conductas de mentalidad victimista solo demuestran que el niño está frustrado por alguna razón, y que requiere de cierta atención, por eso el hablar con la verdad y de manera amorosa a tiempo se lograrán eliminar los comportamientos inadecuados de los niños, porque simplemente en parte buscan es cariño y mucho afecto.
Una de las cosas por las cuales los chiquillos tienden a ser victimistas, es porque en parte sus conductas fueron adquiridas u observadas de sus propios padres, por lo que una manera de evitarlas es que los representantes cuiden sus quejas, las malas respuestas y la forma de actuar delante de su hijo, ya que los pequeños son observadores innatos y pretenderán hacer lo mismo que los adultos. Es aconsejable que todo el entorno familiar del niño se analice y se corrijan los malos comportamientos, porque los niños son muy rápidos y buenos espectadores y siguen los patrones de conductas reflejados en sus padres.
La mentalidad victimista es una conducta que puede ser adquirida o fundada para conseguir lo que se desea o quiere, y si es reflejada en los niños, logrará ser muy peligrosa medida que se desarrollen, por eso lo ideal es detectarla a tiempo para frenar consecuencias graves de personalidad a futuro.
Siempre se debe estar atento ante un niño, sobre todo si tiene estas conductas de manipulación a través del rol de víctima. Las frases más comunes en los pequeños pueden ser: “Yo no miento, solo no doy toda la información necesaria”, “te prometo que no lo hago más”, y la más común, “no entiendes lo que quiero o lo que quería decir”.
Hay muchas frases que se puede distinguir de un hijo con mentalidad victimista, por lo que los padres deben aprender a decir no a sus peticiones, ya que la manera correcta de frenar estas actitudes es que los adultos no sientan culpa y sigan firmes en las decisiones tomadas, solo así conseguirán eliminar este tipo de conductas inadecuadas en sus hijos.
La actitud correcta de los padres
Es clave y de suma importancia que los padres controlen sus emociones y reacciones ante esta situación, que, por supuesto no es nada fácil de pasar, puesto que no es algo que se quita de la noche a la mañana, todo debe trabajarse con paciencia, disciplina y sobre todo perseverancia, siempre por el bienestar del niño.
Si se deja pasar la mentalidad victimista o no se toman cartas en el asunto, las consecuencias de conducta cuando los pequeños sean adolescentes y luego adultos serán más graves y casi incorregibles; porque los malos comportamientos de manipulación se volverán partes de su personalidad.
Lo más importante que se puede reflejar ante un niño con mentalidad victimista es la tranquilidad, porque se le demuestra al chiquillo que su actitud no ejerce ningún tipo de control sobre el padre o la madre. Cuando la conducta irregular de manipulación haya cesado, es allí donde el padre debe entablar la conversación con el niño o prestarle la atención y demostrarle que solo el gesto o actitud de calma y honestidad son las maneras correctas de atenderlo sin necesidad de que actué como la víctima para ser escuchado.
La mejor forma de educar a los hijos es con amor, disciplina y respeto. Es el mejor regalo que se les puede ofrecer a los niños, puesto que en base de una formación con valores sólidos se transformarán en unos adultos prósperos, seres humanos de calidad, buenos ciudadanos, honestos y correctos. Todo se enseña en casa, por eso a veces este tipo de conductas inadecuadas son adquiridas, ya sea por los mismos padres, tíos o primos. También es fundamental revisar el entorno en donde se desenvuelve el menor para saber cómo atacar y detectar a tiempo estas situaciones problemáticas de mentalidad victimista.
Los niños con mentalidad victimista no actúan por maldad, simplemente quiere la atención del padre o están pasando por una etapa de egocentrismo muy normal, por lo que desean satisfacer sus gustos.
Lo importante es que los adultos no caigan en su juego, deben demostrar que siempre tienen el control, pero no a base de regaños o sermones, simplemente manteniendo la calma, la tranquilidad y siendo indiferente a estas actitudes para que el pequeño concluya que con ese comportamiento y mentalidad victimista no conseguirá nada.
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