La eficiencia en el aprendizaje dentro del sistema educativo en Japón es mundialmente reconocida, situándose muy alto en los informes PISA. El empleo de valores y disciplina se mezclan en las escuelas aportando estudiantes íntegros a la sociedad.
El país del sol naciente se enorgullece de ofrecer una educación pública y gratuita, al menos hasta cierto nivel académico y obligatorio. Los estudios superiores son decisión de cada individuo, así como sus deseos de aprender.
Con la libertad de incursionar en el aprendizaje y formarse como un individuo íntegro, cordial y disciplinado, son pocos los porcentajes de analfabetismo en el país. Esto se debe en gran medida al aporte de económico en el sector educativo y las estrategias pedagógicas que allí se emplean.
Etapa de educación obligatoria en el sistema japonés
En la educación nipona o japonesa se establece que el infante comience su educación a los 6 años. La primaria o shōgakkō abarca los estudios iniciales desde los 6 hasta los 12 años, y luego pasan a la secundaria o chūgakkō hasta cumplir los 15 años.
Ese periodo de estudio es considerado como obligatorio para todos los niños, pues representa el aprendizaje inicial que les permite involucrarse en diversos aspectos de la vida. La escolarización no se detiene ahí, sino que pasa a ser una elección del estudiante.
La formación que le sigue al chūgakkō es conocida como kōkō, algo similar al bachillerato que finaliza a los 18 años. En Japón es muy inusual que algún joven no curse esta etapa, y puede ser mal visto por la sociedad.
Dentro de la cultura japonesa se encuentra el compromiso al trabajo y a los estudios, los cuales dan una imagen muy positiva a quien los tenga. Algunas familias preparan un plan de estudio para sus futuros hijos, la escuela a la que asistirán y todos los detalles para su educación.
Cuando ya han finalizado los estudios de kōkō, el estudiante deberá decidir si continuar con una carrera universitaria o dedicarse al área laboral directamente. Ese momento influirá significativamente en el futuro del individuo.
El sistema educativo de Japón muestra que las pruebas de admisión o ingreso a las universidades, llamadas daigaku, son muy difíciles. Para poder brindar resultados perfectos, solo se puede admitir lo que sea igual de perfecto.
Sin embargo, la admisión no garantiza que todo el nuevo proceso sea más calmado. Una vez dentro de la universidad, los gastos pasarán a ser del estudiante, a no ser que cuente con una beca.
Apoyo a la educación japonesa
Un sistema educativo al que no se le apoye con estrategias pedagógicas, personal capacitado y recursos económicos no podrá mantenerse por mucho tiempo. Japón entiende esto y decide aportar lo mejor en cada sector para brindar una educación de calidad.
Es importante que todos los estudiantes terminen sus estudios hasta cumplir la mayoría de edad. En ese momento son totalmente libres de escoger el camino que decidan, bien sea con una carrera universitaria o sin ella.
Desde 1963, el país nipón ha contribuido con una educación gratuita en sus colegios. Se ha invertido en los materiales de clase, como cuadernos, libros, material de estudio, y demás.
El Ministerio de Educación es el encargado de decidir los libros de texto que serán empleados en cada nivel. De igual forma se asignan estrategias de aprendizaje, se definen los objetivos y contenidos, y se distribuye la admisión de estudiantes de acuerdo al sector.
En este sentido se entiende que el país se encarga de coordinar cada aspecto dentro del sistema educativo priorizando los valores y la educación moral. Desde pequeños, los estudiantes cumplen con sus asignaturas y tienen tareas sociales que fomentan las inclusión, compañerismo y responsabilidad.
No es ningún secreto que los japoneses se destacan por sus valores tradiciones, y estas fueron inculcadas en los años de educación obligatoria. Las principales asignaturas son lenguaje, matemáticas, historia y ciencias, pero existen otras ramas de vital importancia.
Las escuelas cuentan con clases de cocina, costura, artes escénicas, y estudios de educación moral. Estas forman parte de las asignaturas obligatorias, aunque los estudiantes pueden profundizar al ir a clases extracurriculares o bukatsu.
También se pueden mencionar la caligrafía, tanto en kanji como en caracteres romanos, y el dominio de una segunda lengua como el inglés. Todos estos aspectos son los que posicionan al sistema educativo de Japón como uno de los más efectivos y óptimos del mundo.
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