La lactancia materna es un periodo en la vida de una mamá que está rodeado de bastante incertidumbre, comenzando por la que se aporta como madre. Es natural que la idea de ser el sustento emocional, físico, y sobre todo de alimentación del bebé, genere presión sobre el rol de una madre.
También, es natural que se tenga diversidad de opiniones sobre esta etapa; como aquellas dadas por madres del entorno, amigos, familiares, vecinos, las emitidas por los especialistas en el área; sin embargo, el resultado será el mismo: una madre con muchas dudas. Por tanto, no se sentirá capaz de ejercer la función de proveer a su hijo lo que necesita para tener un crecimiento sano.
Esta situación se entiende porque este período es un momento donde la madre tiene esa sensación de pérdida de control de su vida, su cuerpo y su entorno. Lo que sí tiene una madre claro es que su alimentación, es un aspecto fundamental para poder proveer de un sustento de calidad a su bebé.
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Beneficios de la lactancia materna
Hay un sin número de beneficios asociados a la lactancia materna tanto para el bebé como para la madre, los principales son satisfacer una necesidad biológica del bebé y construir lazos afectivos entre madre e hijo. Veamos un poco más el detalle de estas ventajas:
Para el bebé
La leche materna contiene todas las proteínas, grasas, carbohidratos, vitaminas, enzimas digestivas y minerales que necesita.
A través de la lactancia materna el bebé obtiene anticuerpos, que le dan una mayor resistencia a enfermedades como diabetes, neumonía y alergias. También disminuye molestias recurrentes en menores de 6 meses como son el malestar de oídos, diarreas, problemas digestivos, cólicos y estreñimiento.
La lactancia materna es una unión que va más allá de lo físico en la cual el bebé se fusiona con la madre. Sintiendo ese sentimiento de seguridad y amor, que le proporciona estabilidad emocional.
Para la madre
La lactancia materna ayuda a que los órganos del cuerpo, vuelvan más rápidamente a sus proporciones y ubicaciones. Contribuye a la pérdida de peso. Baja los riesgos de enfermedades como son el cáncer de mamas y ovarios, obesidad, diabetes y cardiopatías.
Además, ofrece mejoras en la economía familiar, al no tener gastos asociados a leche maternizada, biberones, instrumentos de limpieza y mantenimiento de los biberones.
Incluso, brinda comodidad al momento de salir con el bebé, menos equipaje, y más libertad en la planificación de ese tiempo libre. Ya que siempre se tendrá el alimento listo y en las mejores condiciones higiénicas y de palatabilidad. También, contribuye con la creación y desarrollo de vínculos con el bebé.
El entorno en la lactancia materna
Para una madre el amamantar adecuadamente a su bebé es un hecho. Si se parte de que la lactancia materna es lo normal y que ella se encuentra en condiciones físicas y mentales adecuadas para realizarla.
Pero, el proceso no depende solo de mamá, también existen factores en el entorno de este binomio madre/bebé que juegan un rol importante en el proceso del amamantamiento. Veamos algunos de esos factores:
- Ámbito familiar. Este debe ser de cooperación y apoyo incondicional para lograr un amamantamiento adecuado y de calidad. Dentro de este ambiente están familiares, amigos, vecinos y toda persona que se relacione directamente con la madre y/o el bebé.
- Ámbito laboral. Para la madre trabajadora que está amamantando es muy importante contar con un ambiente laboral que promueva la lactancia materna. Esto como un derecho de la madre y el lactante.
- Ámbito socioeconómico. Este factor es determinante sobre las condiciones del amamantamiento. En este se puede incluir la estructura familiar, los ingresos del núcleo familiar y las condiciones laborales de la madre.
Como se puede observar el amamantamiento no depende solamente de la madre y la respuesta del bebé a este estímulo. Existen otros elementos que afectan este proceso y que están bajo el control de la madre, como es su alimentación.
Alimentos a evitar durante la lactancia materna
El proceso de lactancia materna es un proceso complejo en el cual intervienen muchas variables; una de ellas es la alimentación de la madre. Este aspecto juega un rol protagónico en este proceso, y la recomendación general es seguir una alimentación sana y saludable.
Dentro del tema de la alimentación durante la lactancia, la dieta sana ha sido tratada por muchos profesionales del área. Pero, hay otra arista del tópico, que son losalimentos no recomendados o que afectan negativamente al infante. La información que llega a la madre en muchos casos viene del ámbito familiar, y puede carecer de veracidad.
También, ocurre que se consiguen referencia de fuentes especializadas que no dan respuestas claras sobre el tema. Ante este panorama es natural que las inseguridades sobre qué dejar de comer en la madre aumenten. En los próximos párrafos se estará tratando algunos de estos alimentos y en lo posible aclarando un poco más el tema.
Carnes crudas y/o medio cocidas
Es importante señalar que la mayoría de las infecciones y/o intoxicaciones, que tienen como vehículo las carnes crudas y/o medio cocidas, están asociadas a normas higiénicas deficientes. Estas fallas pueden estar en el ambiente donde se dispone el alimento o en la manipulación realizada por el preparador. Para minimizar estas deficiencias es recomendable:
- Mantener la carne cruda y sus jugos separada del resto de los alimentos.
- Limpiar con abundante agua y jabón las tablas de picar que se han utilizado para carnes crudas.
- La carne cruda adobada debe estar en un recipiente cubierto y dentro de la nevera.
- Lavarse con agua y jabón las manos y utensilios después de manipular carne cruda.
Otros riesgos
Existe otro riesgo no relacionado con normas higiénicas domésticas, como es la presencia de antibióticos provenientes del animal. Este tema está legislado, y todo productor de carne debe cumplirlo, es un chequeo rutinario en las procesadoras y existen sanciones que incluye la prohibición de la comercialización de carnes con detección de antibiótico positiva.
En general los riesgos asociados al consumo de carnes crudas, giran en torno a la presencia de bacterias nocivas para la salud como salmonella, listeria y E. coli. También, virus como el de la hepatitis A y rotavirus; y parásitos como Toxoplasma gondii. Estas son consecuencias bastante preocupantes, pero veamos su impacto directo sobre la lactancia.
Bacterias
La presencia de un proceso de infección bacteriana, como puede ser el originado por E. coli y/o listeria, genera trastornos gastrointestinales. Estos pueden comprometer la salud de la madre. Los síntomas de no ser atendidos pueden causar descompensaciones graves en el organismo.
Sin embargo, el proceso de amamantamiento puede continuar, está comprobado que no se pueden transmitir estas infecciones a través de la leche materna. Para continuar con la lactancia se deben tomar una serie de medidas que garanticen la seguridad del bebé, ante un contagio por otras vías.
El caso de una infección con presencia de salmonella es diferente. Aquí es recomendable no continuar dando pecho ya que no hay trabajos que hayan determinado que la salmonella no pasa al bebé por la leche materna.
Virus
La hepatitis A es producida por un virus. Al analizar la leche materna de madres con esta enfermedad se han encontrado anticuerpos y ocasionalmente ARN del virus. Pero, no se tienen casos de transmisión por esta vía. La infección con rotavirus está asociada a las gastroenteritis, y se ha determinado que no se produce transmisióna través de la leche materna al bebé.
Parásitos
No se tienen evidencias de que la lactancia materna sea una vía de transmisión de parásitos. Existe uno muy asociado a la madre como es el Toxoplasma gondii causante de la toxoplasmosis. Este puede llegar a los alimentos vía contaminación, esta enfermedad es riesgosa durante el embarazo, pero no afecta el periodo de lactancia.
Bebidas gaseosas, energizantes y café
La cafeína es un estimulante que está presente en muchos alimentos. Entre los de mayor concentración están las bebidas energizantes, el café y las gaseosas de cola. En bebidas energizantes la cafeína está entre 300 mg a 800 mg por litro; en el café entre 250 mg a 320 mg por litro; y en las gaseosas de cola se encuentra entre 100 mg a 150 mg por litro.
La cafeína se ha encontrado en leche materna. Determinándose que, con dosis por encima de 300 mg a 500 mg diarios, se puede observar insomnio, nerviosismo e irritabilidad en los lactantes. El café, junto con otras aromáticas, son considerados alimentos de bajo riesgo durante la lactancia y se pueden consumir con cautela y alejados de las horas de lactancia.
Coles, legumbres, ajo, cebolla, alcachofas, cítricos y coliflor
Estos alimentos son saludables, están cuestionados en la lactancia materna porque su consumo está asociado a cambios de sabor en la leche materna, y algunos a producción de gases. Está comprobado que producen cambios en el sabor de la leche, y las observaciones indican que no se produce rechazo por parte del lactante.
Algunos investigadores sostienen que son deseables estos cambios de sabor que van preparando al bebé para los múltiples sabores que tendrá disponibles cuando cambie su dieta. Con respecto a los gases estos no son permeables de la pared intestinal y no afectan al lactante.
Frituras, gaseosas, pasteles y tortas
En este grupo están los representantes de grasas y azúcares que pueden afectar la lactancia materna. En el caso de las grasas se debe evitar grasas trans. Se ha demostrado que estas grasas desplazan de la composición de la leche materna ácidos grasos esenciales como son el linoleico y alfa-linoleico.
Los ácidos grasos trans se incorporan a los triglicéridos y fosfolípidos del plasma del lactante. Estos ácidos grasos también se encuentran en comida rápida y productos de repostería. Los azúcares pasan al bebé, a través de la lactancia materna, un exceso en su consumo por parte de la madre. Esto puede comprometer el metabolismo del lactante.
Pescados y mariscos
Tanto los pescados como los mariscos están asociados con alimentos que pueden contener metales pesados y tóxicos a la salud como son el mercurio, arsénico, cadmio, etc. La fuente de estos metales son aguas industriales vertidas a ríos que terminan en el mar.
Entre las especies marinas con mayor contenido se pueden destacar el pez espada, el atún, el cazón, el marrajo, la tintorera, el salmón, las almejas, los berberechos, almejas, etc. La situación a controlar en la lactancia materna no es la intoxicación, por algunas de estas especies, sino la acumulación que se produce por su ingesta frecuente.
Reacciones alérgicas asociada a alimentos
La histamina es una molécula de nuestro organismo. Ella es la mediadora en procesos alérgicos, es la responsable de los síntomas como tos, estornudo, picor, lagrimeo e inclusive obstrucción de vías respiratorias. La alergia a mariscos, pescados (crudos y cocidos) u otros alimentos activa la producción de histamina.
Cuando se almacena el pescado en condiciones inadecuadas, aumenta la concentración de ella en el alimento, pudiendo producir respuestas alérgicas al ser consumido. Existen alimentos como el atún, el chocolate, las fresas y el tomate que poseen moléculas similares a la histamina (aminas vasoactivas) y pueden producir eventos alérgicos.
Alimentos lácteos, berenjenas, judías, carnes curadas, aguacate, vinos y licores, tienen en su composición abundante histamina. De haber precedentes de alergias a la histidina, la recomendación es no consumirlos. La buena noticia es que la leche materna es capaz de desdoblar la histamina por tener la enzima histaminasa.
Cuando en los antecedentes familiares hay cuadros alérgicos es recomendable no ingerir alimentos alergénicos como pueden ser los huevos y cacahuetes. Todas estas respuestas y sus consecuencias son aplicables a la madre. Ya que a través de la lactancia materna no llegará la histamina, pues será desdoblada en la leche materna.
En la alimentación de la madre durante la lactancia lo importante es la precaución
Lo relevante en un alimento que sea apto para ser consumido durante la lactancia materna es que sea preparado respetando las normas higiénicas básicas. Cumpliendo estas normas prácticamente no hay exclusión de algún alimento de la dieta sana y habitual de la madre.
Cuando la madre come fuera de casa, no es posible manejar el cumplimiento de las normas higiénicas de preparación y manejo de los alimentos. La recomendación es no comer fuera de casa al menos que el lugar sea de su uso habitual y conozca de primera mano que cumplen las normas higiénicas.
Se debe tener precauciones con el consumo de pescado y mariscos, tanto crudo como cocido por el tema de metales pesados. También, se debe tener mucha precaución con los alimentos a los que la madre es alérgica; o el alimento por sí está determinado como alergénico por un tema de salud de la madre. Debe documentarse sobre los alimentos con grasas trans.
Básicamente no hay restricciones de alimentos durante la lactancia materna. Sin embargo, la madre debe documentarse y conversar con su médico sobre los alimentos que históricamente se han asociado como no sanos durante la lactancia. Siempre se debe tener presente que en estos temas es importante la historia clínica y particular de la madre.
Referencias:
www.federacion-matronas.org/revista/wp-content/uploads/2018/01/vol9n1pag21-26.pdf
www.medlineplus.gov/spanish/ency/patientinstructions/000639.htm
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